martes, 10 de noviembre de 2015

¿Qué tal?

Esto se está quedando hueco. Muchas veces entro para leer a aquellas personas con las que empecé hace ya 5 años (me siento muy vieja diciendo esto) y de éstas ya sólo quedan un puñadito.
Supongo que hoy que estoy tranquila, en casa, con mi pijama cutre y mi manta vieja, me apetecía dejar huella. 
Mi vida ahora es bastante estable. No tengo queja en ese sentido pues, necesito la rutina como algo habitual y llenar mi tiempo de actividades me hace infinitamente dichosa. Cuanto más tiempo aproveche y haga cosas productivas, mejor me siento conmigo misma así que por esa parte estoy bastante bien.

Estoy haciendo prácticas por las mañanas y dedicándome a mi negocio por las tardes. En total son unas 12 horas diarias fuera de casa, lo que me deja poquito tiempo para dedicarme a mis hobbies, aunque de vez en cuando saco algo de tiempo y leo, maquillo, dibujo, veo pelis o series. 
También estoy preparando mi proyecto final para el ciclo que estudié (Administración y Finanzas), aunque ya me queda más bien poquito, la fecha límite de entrega es el 10 de Diciembre, pero quiero entregarlo antes, para poder hacer otras cosas. 

El deporte es lo que tengo de momento más apartado desde que empecé con las prácticas. Antes el ir a trabajar por la mañana, me hacía caminar 4 km diarios, pero ahora no tengo tiempo para eso. Quiero empezar a dedicarle unos 30/40 minutos, que en realidad si me pongo a sumar el tiempo que pierdo viendo la tele o haciendo el tonto, puedo sacar ese tiempo sin que me suponga más estrés.

En el plano físico/autoestima, estoy bastante bien para mi sorpresa. Será que con la madurez, voy aceptando que este es mi cuerpo y mi rostro, que no voy a poder cambiarlo radicalmente y más aún si quiero ser una persona llena de vitalidad y salud. Por supuesto, tengo mis días chungos, en los que quitaba de aquí y ponía allá, pero no dejo que sean trascendentales, me envuelvo en una chaqueta y evito el espejo. Cobarde, pero efectivo.

No sé si es que de forma intrínseca, el sentirme útil y el hacer cosas que sirven para algo, hace que me sienta muy bien y deje de lado mi superficialidad. Estoy orgullosa de este paso que me ha costado la friolera de 4 años.

Sólo pasaba por aquí para decir que estoy feliz, que me va bien y que voy cerrando puertas, mientras se me están abriendo otras.

Un beso. 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Propósitos cumplidos. Vamos avanzando.

Me he despertado hace una hora escasamente.
Definitivamente, el verano se ha ido. Hoy el día es gris, pero me apetece hacer recuento.
Desde hace unos meses, me propuse conseguir una serie de objetivos, que culminarían con el fin del verano. Y en ese aspecto estoy bastante orgullosa de mí, pues creo que casi los he cumplido:

-El primero de ellos fue, que tenía que leerme diez  libros. No han sido diez, pero han sido nueve. Cada uno con su gran aportación por supuesto, y muy satisfecha con cada uno de ellos.

-El segundo era, que tenía que hacer ejercicio de forma más regular. Y la verdad es que desde marzo aproximadamente, he estado caminando 4-5-6 días a la semana unos cuarenta minutos por día. Físicamente no es que haya notado un gran cambio, pero a nivel mental si. Los disgustos me duran mucho menos, lloro muy de tarde en tarde. De hecho, creo que en estos casi 7 meses, he llorado veces contadas, quitando los fatídicos día de abril en que se me fue la cabeza un poco. Incluso para eso me vino bien, porque era mi manera de eliminar esa angustia acumulada.

-El tercero era ver más pelis. Casi nunca saco tiempo para ver alguna película que me remueva algo, y estos meses, he podido dedicar un poco de mi escaso tiempo al cine. Y a ver películas de miedo sola, que parece que no, pero era una fobia pendiente de superar. No es que haya visto muchísimas, pero alguna si, y me siento muy orgullosa por eso :)

-El cuarto, se basaba en ser un poco más ordenada. Y la verdad, que es casi el que más me cuesta, porque la verdad es que soy un desastre en lo que orden se refiere, pero ya lo voy controlando poquito a poco y procuro mantener un poco la estabilidad a mi alrededor. Intento no dejarme los cajones abiertos, irme de casa con el dormitorio limpio, no dejarme por ahí todas mis cosas esturreadas.

-El quinto, era el de espabilar. Y el de mantenerme en mis propósitos. Y objetivo conseguido y en proceso. Es increíble el trabajo que me cuesta no sentirme culpable, por no estar al cien por cien para todo el mundo, pero cada vez me cuesta un poquito menos. Y espero que llegue el día en que me  de absolutamente igual. Con algunas personas ya lo he conseguido. Estoy desterrando poquito a poco a unas cuantas.


Así me siento hoy.

domingo, 6 de septiembre de 2015

La vuelta al cole, a la vida en general.

En la cama estoy con un vestido desgastado. Toda la habitación es un completo desastre, pero que ahora cuando acabe de escribir, me dedicaré en cuerpo y alma en dejar todo en su sitio.
Es curioso, que antes el orden no me molestaba en absoluto y ahora es insoportable para mi, necesito que todo a mi alrededor tenga su hueco y que no sobresalga demasiado del cuadro.

Será que cuando maduras, te molesta que las cosas no sigan en su sitio, que cuando te esfuerzas en que cada cosa, cada persona y cada sensación tenga su momento y su lugar y no sea así, te decepcionas, y es cuando poquito a poco, se va erosionando tu fuerza de voluntad.
Porque al fin y al cabo casi siempre todo se trata de fuerza de voluntad, de obstinación, de aguante, mientras merezca la pena, claro. Y cuando deje de ser así, let it go, hay que dejarlo ir.

Septiembre trae la fuerza del cambio, hasta yo me doy cuenta. Anuncios que promocionan la vuelta a la rutina, a lo cotidiano, los niños al cole, los jóvenes hacen la maleta, los adultos recuperan sus horarios frenéticos que combinan familia y obligaciones. Ya no hay quién se quede a última hora de la noche, rozando la mañana y sin que el frío te congele los dedos. Adiós vestido y sandalias para el sábado, se acabó dormir con la ventana abierta.
Si es que hasta el clima nos indica que todo tiene su fin.

Por eso cuando llegan estas fechas , me gusta hacer balance de lo que ha sido este verano.
Y en realidad, no es que las cosas han sido tan diferentes, y sin embargo, para mi ha sido así. Ha cambiado todo, pero por pequeños detalles, que como digo al principio, van erosionando y deformando la vida misma.
Aunque lo mejor es la genialidad que hay en todo esto. Es decir, me siento muy bien, muy satisfecha con todas las decisiones que he ido tomando a lo largo de este período estival. Pequeñas decisiones, que producen grandes efectos.

Y eso me hace feliz.

lunes, 17 de agosto de 2015

Mi primera vez.

La primera vez que de verdad me giré para ver un esqueleto andante tendría unos doce años.
Iba por una de las calles más céntricas de mi pueblo, acompañada de mi madre.
Y entonces la ví. No era una chiquilla en absoluto, tendría unos 25 años. Era muy alta o al menos, desde mi dimensión, lo era.
Tenía el pelo rubio, cortado a la moda de entonces, a escala desordenada, liso y le caía por los hombros.
Era guapa. De rasgos afilados, tenía los pómulos sobresalientes, la barbilla fina. La nariz era pequeña y puntiaguda. Su boca era grande, de labios gruesos y ojos grandes y rajados.
Para mí, era guapísima, pero lo que más impacto (y admiración) me produjo fue su canónico cuerpo.
Llevaba unos pantalones de cintura baja con lo cual los huesos de las caderas se le asomaban con elegancia. A cada paso que daba, casi podía notar su piel siendo rasgada por esos huesos. También yo habría suspirado por esos huesos.
Y lo mejor no era eso, era que llevaba un top de licra muy ceñido bajo el cual se adivinaban unas costillas bien marcadas y definidas.
El escote le hacía un pecho pequeño, pero prieto, que adornaba su cuello con un collar de clavículas que nacían desde el centro hasta casi el fin de los hombros.
Y caminaba con una seguridad apabullante, mirando por encima del hombro, absolutamente a todo el mundo.
Y yo quería ser ella, con mis doce añitos y mis diez kilos de más.
Mi madre hizo un comentario despectivo al verla, con un tono de total desaprobación, pero yo ya me había enamorado.
Y creo que desde entonces estoy tratando de encontrarme con ella.

No me he parado a pensar en lo que marcó aquella mujer mi vida hasta que he rescatado este recuerdo.
Mis ídolos, mis gustos, mis metas, mi estética, al final ha estado relacionada intrínsecamente con esa mujer.
10 años después.

domingo, 2 de agosto de 2015

De vuelta de vacaciones.

Dicen que todos los viajes aportan algo. Durante mi adolescencia y mi escasa vida adulta, he intentado mantener ese mantra y no volverme a casa sólo con el moreno en la piel y la resaca.
Y es que he estado seis días fueras de mi casi-ciudad y en los que he tenido un poco de todo.
Pero, sobretodo me vengo con muchas ideas de vuelta en la maleta.
Siempre que vengo de algún sitio, paso unos días un poco agridulces. Amo mis rutinas, y me encanta estar de vuelta y volver a tener que organizar absolutamente todo, pero es inevitable echar de menos estar en la calle hasta las mil, la playa, el sol... todas esas cosas que quieras o no, significan estar de vacaciones.
Sin embargo, cuando sales fuera de tu casa, de tu entorno, de la familia, es cuando te das cuenta de muchas otras cosas, que están siendo maquilladas por tu vida cotidiana.
Yo no soy igual que mis amigos, me explico: todos tenemos la misma edad (21-22 años), pero a nivel mental cada uno estamos en una etapa completamente opuesta.
Creo y siento, que yo no tengo 22 años mentales. Lo pienso yo, y lo piensan ellos. También me lo dijeron un par de ocasiones allí donde estuvimos. Esto se debe principalmente a varias razones, pero la que más es que llevo siendo una señora responsable toda mi vida. Y ahora al tener que trabajar, pagar facturas, hacer números, pues todavía más.

Y creo que ellos viven en una adolescencia póstuma. Aún no se han dado cuenta de que los 18 ya pasaron y que lo mismo que hay momentos para el desfase, el alcohol y las risas, hay que ponerse serios de vez en cuando.

Y ahí es donde viene la segunda idea. Mi círculo son ellos. Y no me molesta, pero tengo más dependencia yo de ellos, que ellos de mi. Y ni si quiera sé si la palabra es dependencia. Lo que en realidad pasa, es que creo que estoy luchando mucho por cuidar la relación, por ser comprensiva, por preocuparme en exceso y no estoy recibiendo el mismo trato por esa parte.
Y la amistad se supone que es algo altruista, pero creo que con el tiempo, lo he convertido en un trabajo a jornada completa, en el que si me esfuerzo, exijo mi recompensa.
Mi concepto de amistad es erróneo. Por eso creo que este aspecto, lo debo cambiar para evitar futuros enfrentamientos y posibles decepciones. Que de eso también vengo servida.

Y la tercera idea tiene mucho que ver con la segunda, aunque creo que se merece una mención especial y aparte.Un poquito de egoísmo y egocentrismo en lata, por favor. Puede parecer irónico, cuando este blog, es puro egocentrismo, pero nada más lejos de la realidad, en mi vida normal no soy nada egocéntrica. Y no es algo que proclame con orgullo, al revés. Me da coraje, porque cuando tengo que sacar un poco los dientes, mirarme el ombligo y ser un poco diva, es cuando, pierdo totalmente mi identidad en favor de otros. Para evitar mal rollo o malos ratos.

Y básicamente en eso se han resumido mis vacaciones. No tengo queja, me lo he pasado realmente bien, he reído tanto hasta casi vomitar. Me he emborrachado cada noche. He bailado hasta que mis rodillas han protestado. He tomado el sol, he dormido y he comido lo que he querido. He caminado sola por la playa, he hecho fotos. He tenido tiempo para descansar y pensar. Y ahora, a seguir.

domingo, 5 de julio de 2015

A veces tengo momentos de lucidez en la bruma de mi cabeza.
Hoy estando sola en la piscina, sin más sonido que el de las chicharras cantando, he tenido uno.  He cerrado los ojos durante unos minutos para hablar conmigo.
Celebré mi cumpleaños ayer, osea que ya oficialmente he cumplido 22. Y me gusta hacer balance cada cumpleaños que pasa. ¿Qué ha cambiado en un año?  Físicamente hay cambios, eso es notable. Poco a poco se van borrando de mi cara las pocas líneas y señales de mi adolescencia que me quedan.  Mi cuerpo sigue siendo joven e imperfecto, pero poco a poco voy queriendolo un poquito más cada día.
Y mentalmente es otro mundo. En algunas cosas he ganado, en otras he perdido, pero siempre, siempre, he aprendido la lección. Eso me gusta de mí.
He intentado involucrarme en dos relaciones este año, pero por h o por b, no ha salido bien en ningún caso. Una por tener demasiada historia en común y otra por terceros y personajes ajenos que al final han envenenado las buenas intenciones.
En ese aspecto he aprendido que :
-1. Nunca hay que dejarse de lado a uno mismo por completo. El que se entrega entero, jamás regresa entero.
-2.Que lo que haga tu mano derecha, no lo sepa tu mano izquierda. En estos temas es mejor que el número de personas sea mínimo, porque al final todo se acaba liando de mala manera.
-3.Llorar no es de cobardes. Llorar es de estar vivo y es una manera excelente de desahogarse y gratis.
-4.Los palos o desengaños que nos dan, son una oportunidad única para tomar buenas decisiones. La mayoría tajantes y definitivas, pero mejor para un@ mismo.
-5. Los chupadores de buen rollo y de positivismo, buscadores de psicólogos gratuitos, que se vsyan a pastar al campo.
Así que en ello estoy. Y me parece mentira que hoy lo vea todo así, cuando hasta hace unas semanas, vivía adormecidasin hacer ningún caso a todo esto.
Me alegro de estar así hoy.

sábado, 6 de junio de 2015

¿Qué voy a hacer? Je ne sais pas.

Cada vez me cuesta más escribir. Más que nada porque siento que estoy siendo extremadamente monotemática. A veces me cansa hablar, porque no quiero estar constantemente hablando del mismo tema.

Lo curioso es como ha reaccionado mi cerebro a esta situación. Bueno, situaciones. Me hace gracia porque de alguna manera, no es ni sana ni normal, pero me ayuda a seguir cuerda.
No sé que es lo que quiero conseguir ya, cuando seguir esperando no es una opción.
 ¿Esperar? ¿Para qué?  ¿A qué?

Tengo momentos de lucidez y de desconexión, que me hacen vez las cosas con objetividad. Quizás esté más enganchada de lo que creía posible. Tengo demasiada dependencia de sus respuestas y eso no es saludable mentalmente hablando. No puedo estar esperando encontrármelo en todos sitios, por muy pequeño que sea esto. En ese aspecto quiero estar tranquila, no quiero que se me retuerza el estómago si veo una cabeza rubia. No quiero estar mirando por encima de la gente, a ver si ha venido. Es que no.

Tampoco quiero odiarlo. Simplemente quiero el vacío. Quiero indiferencia. ¿De qué me va a servir odiarlo? De todas formas, eso es sentir, gastar tiempo en sufrir. No.
No ha hecho nada que merezca que lo odie. Sólo ha sido sacar un montón de cosas que tenía dentro, más cosas de las que creía posible que yo pudiera tener. Pero no está mal, después de todo estoy viva. Un poco más jodida, pero viva. Increíblemente, vuelvo a llorar al leerme.

Quiero descansar de este tema.

Tengo tres exámenes que aprobar y una fiesta de graduación muy cerca. Físicamente me encuentro algo mejor, porque todos los días estoy andando unos 40-60 minutos. Las piernas me las noto más apretadas, desde luego. Pero luego está la puta deformación de mi cerebro, que hace que me vea aceptable a veces, imposible otras.


domingo, 24 de mayo de 2015

Dando pena, vol3.

El tiempo pasa lentamente, pero, pasar, pasa. Y a veces se me hace jodidamente insoportable.
Volvimos a hablar y todo parecía bien, todo parecía quedar en una sana amistad y nada más.
Ja. Ilusa.
Como si no lo conociera de nada, volvió a jugármela. Me humillan sus juegos mentales, me hacen sentirme como una imbécil. Prometo, hasta que la meto. Menos mal, que me andé espabilada y no llegó a meter nada. Pero aún así, duele.
Si esto es amor, apesta. Yo creía que el amor, es sacar lo mejor de uno mismo, que te hace llenarte de alegría y de buen rollo, que todo se te hace un poquitín más fácil.

Pero este amor, es abusivo. Es violento, porque muchas veces no soy capaz de controlar lo que pienso y eso me aterra. Yo que siempre he sido una persona de mente cuadriculada.
Y me desgarra pensar que simplemente no hay nada más en su cabeza. Una atracción sexual muy fuerte, pero no tiene sentimientos por mi. Por mucho que me quiera vender la moto, sólo quiere que follemos y ya está. Porque se lo ha propuesto, porque no va a parar hasta conseguirlo.

Ahí es cuando le odio. Cuando no me creo ni la mitad de sus palabras, cuando veo que es un puto mentiroso y un liante. Y que soy gilipollas, porque me dejo llevar por cada uno de sus enrevesados pensamientos. No ha cambiado un ápice, sigue siendo el mismo cabroncete con suerte, con los ojos verdes y muy poca vergüenza. Odio en lo que me he convertido. En otra más.

No quiero verlo más, no quiero buscarlo más. No le importo nada, por eso no hace nada por mi. Es un maestro del yo. Vive por y para si mismo. Me doy asco por querer tener una persona así en mi vida.

Entonces es cuando se me hace fácil, cenar una puta cerveza y dormir.

jueves, 7 de mayo de 2015

A veces, me cuesta creer que todo haya pasado realmente.
Hoy he tenido un sueño que me ha hecho mucho daño, un sueño en el que se cumplían mis expectativas.
Pocas veces, me he despertado con los ojos llenos de lágrimas, pero esta mañana ha sido una de esas veces.
He aguantado el desayuno, hasta que me he quedado sola y sólo entonces, he estado dispuesta a romper a llorar. Y yo que creía que había agotado mis reservas lacrimógenas...
Maldita ilusa.
Quiero que esto se pase, quiero que esto termine.
Sólo quiero dejar pasar los días y apagar la cabeza.

Tema físico, pues no lo sé. A veces aceptable, otras me encuentro como un trapo viejo y mojado, así que no estoy siendo muy objetiva.
Que corra el tiempo.

lunes, 4 de mayo de 2015

Dicen que cuando te rompen el corazón, sientes un dolor tan grande, que no se puede describir con palabras.
Yo digo que lo que se rompe, no es el corazón: es el estómago. Es notar como un cuchillo se atasca en el esófago. Es como tener un gancho alrededor de tu estómago, que es pesado y afilado, y se clava y arrastra con todo su peso, hacia las entrañas.
Y cuando tu estómago desaparece dentro de ti, no hay dolor, no queda nada. Entonces eres capaz de desconectar de una forma automática, digna de un yogui rozando el nirvana. Y te sientes libre pero a la vez más atada que nunca a tus emociones. Dejamos de ser nosotros mismos, para convertirnos en una especie de espectro que vive por inercia.
En algún momento de La sombra del viento, leí la frase ''hay peores cárceles que las palabras...''y no la comprendía, ahora la entiendo, aunque no en el contexto de la novela, la entiendo en mi infierno personal.
Mi cárcel, es mi cabeza. No dejo de hacerme preguntas cuya respuesta ya sé. Pero que en resumen, me sirven para no apagar la última llamita de fuego que me queda. La esperanza, esa hija de puta que nos mantiene siempre alerta, que nos da ganas de vivir. A mi, casi me las está quitando, con su insistencia, con sus ''y si..'', con sus ''pero dijo que me quería'', con sus ''dale tiempo, seguro que...''.

También es lo primero en lo que pienso cuando me despierto y en lo último antes de acostarme. Y no es una frase manida y pastelosa, no me siento orgullosa y feliz de escribirlo. Me siento estúpida y perdedora, porque muy dentro de mi, me he convertido en otra gilipollas más.
Llorar no lloro, al menos no con esa desesperación. Pero no puedo soportar ver muestras de cariño, no puedo escuchar algunas canciones, no . No lloro, pero noto de nuevo el gancho arañándome por dentro y no quiero quedarme vacía de nuevo.

Tengo que vivir mi vida. Tengo que seguir con mis estudios, con mi trabajo, con mis amigos.

Con todo esto, tengo un autoestima bajo mínimos. Procuro no mirarme en el espejo, pero no dejo de palparme la piel en busca de consuelo, buscando que haya menos espacio entre la piel y el hueso. Pero, nuevamente, otro fracaso más, así que a ratos me arrastro entre la pena y el autodesprecio.
Qué genialidad.

miércoles, 29 de abril de 2015

Creo que se acabó.

Eso creo. Que ya no me quedan más motivos para luchar. Ya he puesto las cartas sobre la mesa y él las ha tirado al suelo de un manotazo. Creo que ya no voy a ser la misma nunca más.
El problema es que lo he visto hundido. Y me aterra que esté mal, sabiendo que yo puedo hacer todo lo posible por que sea feliz. Pero, no.
Me autoengaño pensando en que no me quiere. No me quiere. No me quiere. Me lo repito cien veces al día, me lo tatuaría a conciencia hasta que me quedase claro. Hasta que mi cabeza no parase de repetir la misma secuencia del sábado noche, una y otra vez.
El alcohol. Las lágrimas. Abrazos. Besos. Susurros.
Estoy acabada.

sábado, 18 de abril de 2015

Pasaba por aquí.

Están siendo unas semanas muy estresantes. Muchos días me apetece escribir, pero cuando llego a casa a las once de la noche, después de haber trabajado durante 10 horas, no me apetece en absoluto encender el portátil y ponerme a pensar.

Este estrés, lo estoy pagando con mi autoestima y con la comida, lo bueno de todo esto, es que cuando como sé perfectamente porqué lo hago, cuando antes tenía ansia por comer, normalmente me atiborraba sin saber el motivo.

El comer viene motivado por el trabajo que tengo, en el que estoy completamente rodeada de chuches y comida basura y son muchas horas muertas, en las que la decepción y el aburrimiento hace de las suyas.
Ya no quiero dejar de picotear ese tipo de comida por la cantidad de calorías vacías que tiene, también lo hago por mi salud. No quiero estar llenando mi cuerpo con esa basura, que no tiene ningún tipo de aporte energético o saludable.

También las discusiones que tengo con mi madre, hacen bastante. Y no son unas discusiones normales, son discusiones que pueden durar 5 horas perfectamente y no es una charla para nada amistosa o tranquila. Hay de todo, reproches, gritos, lágrimas, más gritos, portazos.
Yo sé que hay muchas cosas en las que todavía no he madurado, pero también hay muchas cosas que ella no está haciendo bien y que carga a mis espaldas, y de ahí parten las discusiones más fuertes.
Por eso muchas veces, llego y me voy directamente a la cama, porque sinceramente no tengo ganas de hablar de algo que acabe en una súperdiscusión épica.

Lo bueno, es que en las clases me está yendo bastante bien, sobretodo, porque he cambiado la actitud y quiero terminar bien. Yo sé que muchos de mis problemas, están cimentados en una falta de actitud positiva increíble, pero es lo que pasa cuando te rodeas de gente que está continuamente lamentándose por todo. Que te envuelve un aura de energía negativa y pesimismo plomiza y no te deja tener esperanzas.

Aunque bueno, secretamente las tengo, pero prefiero no decírselo a nadie.

domingo, 5 de abril de 2015

Penosilla.

A veces me cuesta ser constante. Toda la vida me ha pasado igual, tengo un interés naciente por algo, pero enseguida, cuando he descubierto como funciona o qué me aporta, pierdo las ganas.
Con la gente cada vez me va pasando igual.

Leí en alguna parte que las mujeres nos creemos capaces de ver en los corazones de las demás personas, especialmente en el corazón de los hombres. Que nos creemos capaces de entender sus pasiones, sus forma de amar, de querernos y de querer a otros. Pero yo no creo que eso sea así, personalmente creo que es mejor no saber exactamente como funciona todo, porque perdería la ilusión de mantenerme al lado de alguien del cual sabes absolutamente todo. Parece un pensamiento muy simplemente, lo que se traduce en mantener vivo el misterio. Pero detrás de esa simple teoría, es esconde un complejo mecanismo. ¿Cómo haces que una persona te sea interesante? En el momento en el que te plantees esta pregunta, l@ has perdido para siempre.

Estoy de un humor de resaca, aunque no he bebido nada desde hace un par de días. Necesito desintoxicación mental. Me va bien o eso creo, pero los domingos me alteran el humor. Llevo toda la semana con la mano hinchada, no sé que ha podido pasar, ayer me dolían incluso los dedos. Hoy por suerte parece haberse desinflamado algo. Mi plan de ayer por la tarde, consistió en bichear Instagram y ver la tele a medias. Me quedé viendo ''El indomable Will Hunting'' porque él se parece un poco a Matt Damon de joven. Ahora lo veo muy poco, una vez cada tres meses y siempre es de pasada. Me apena que ya no me tenga las mismas ganas que antes. Pero es mejor. La otra historia se fue a la mierda, porque resultó ser otro gilipollas de manual. No tengo suerte en absoluto, o sólo me atraen las causas perdidas, por lo visto.



Por cierto, hoy hace tres meses que no fumo. Bien por mí. 

domingo, 22 de marzo de 2015

De vuelta tras el paréntesis + feliz, nuevos proyectos.

Pues se acabó lo que se daba.
Tuve una semana terrible de exámenes, creo que de verdad, ha sido la semana más provechosa del curso, porque ha sido cuando he hincado codos para sacar las cosas de forma medio decente.
De cualquier forma y cómo era de esperar, suspendí 3 asignaturas, así que estoy un poco decepcionada conmigo misma en ese aspecto, tengo ahora como tres meses para preparármelas bien de nuevo, aprobar y empezar a hacer mis prácticas de octubre a diciembre. Así que por esa parte genial.

Y otra buena noticia es que voy a ser la dueña de mi propio negocio. Estoy que no quepo en mi de satisfacción y aunque va a ser un sueldecito chiquitín, voy a empezar a ganar mi propio dinero. Eso me hace muy feliz y me da un poquito más de libertad e independencia económica de mis padres, por lo que estoy muy ilusionada. Ahora toca organizarse cada día, porque a pesar de no ser un trabajo físicamente duro, sí que son muchos días a la semana y muchas horas las que voy a tener que trabajar, pero, el que algo quiere algo le cuesta.
Hoy va a ser digamos que mi ''último'' día de pereza, porque ya a partir de mañana, empieza lo fuerte, hay que trabajar, hay que currárselo un poquito todos los días, hay que ser paciente, hay que tener fuerza de voluntad... No sé y después de todo, no me va a ser tan inútil lo que he estado estudiando, en parte lo voy a poner en práctica, así que alegría doble.

Estoy viendo vídeos en internet sobre organización, orden en el trabajo y tal, porque en realidad soy bastante caótica en ese aspecto y ahora con lo que voy a empezar, necesito tener las cosas un poco más encuadradas en mi vida, por lo que me está viniendo genial buscar información de este tipo.

No quiero decirlo muy alto, pero estoy feliz y empiezo a creer que las cosas, están cambiando y por una vez, para bien.

martes, 10 de marzo de 2015

Los exámenes me quitan las ganas de vivir.

El título define bastante bien mi situación sentimental-actual. No doy pie con bola, me levanto malhumorada y me acuesto malhumorada. La verdad es que ya le empiezo a ver el fin, pues sólo me quedan tres exámenes más (dos mañana) y la tortura de las recuperaciones habrá terminado.

Digo recuperaciones, porque para mi asombro, a mis 21 años, he suspendido todo un trimestre menos una asignatura. Y lo mejor es que estoy completamente indiferente. 
A ver, siendo sincera, hay ratos en los que me subo por las paredes, de pensar que tengo que alargar la agonía de estudiar algo que detesto tres meses más, pero también es que soy realista y me he colgado el lema de ''despacito y con buena letra''.
Aparte, toda la gente molesta con la que tengo que convivir a diario, ya se habrá marchado y no tendré que aguantarles la cara de seta de campo ni un sólo día más. Ya sólo por eso, la opción me parece maravillosa.
Pese a todo, me sigo torturando por todas las cosas que no he estado haciendo bien durante el curso, pero ya de nada sirve lamentarse. Como cuando te comes un enorme pastel y notas como se va adhiriendo a esas partes de tu cuerpo que detestas. A lo hecho, pecho.
Hoy llevo estudiando desde las 9 de la mañana hasta las siete y media y todavía me queda ratito para repasar. Calculo que hasta las dos más o menos. Y siguiente examen. El próximo es pura teoría, así que bueno, es un descanso para mi cabeza de tanto número y tanta cuenta.

De lo que si me he percatado es, de que mi cabeza es una auténtica fábrica de complejos. Lo que ahora me sucede es que cuando tengo épocas de muchísimo estrés me veo más fea y más gorda de lo habitual. 
Según mi progenitora, la ropa dice la verdad, y la ropa me sigue quedando exactamente igual que hace un mes. No he cambiado y ese es el problema. 
También he escuchado una misma frase mucho durante estos dos días. Algo así que define a la locura como esperar resultados haciendo siempre las mismas cosas o de la misma forma. 
Esa sería mi definición perfecta. Repetir las mismas pautas de mierda una y otra vez y esperar que en una de tantas repeticiones, algo cambie. Y nada va a cambiar de esa manera.
Por eso hoy le he puesto empeño a este examen. Quiero aprobar, necesito aprobar. Necesito ver que valgo para algo que sea más que formar parte de una masa de estudiantes renegados. Quiero tener la certeza de que he aprendido algo.

domingo, 8 de marzo de 2015

Sueños I.

-Deja la toalla ahí, alguien de servicio se encargará de lavarla.
-Vale.-dijo, deshaciéndose de la tela empapada. Estaba completamente desnuda, pero no sentía ninguna vergüenza. 
La luz en el baño era tenue y suave, no se escuchaba ningún ruido, a excepción de las olas rompiendo en la orilla con suavidad.Más que bañera, aquello parecía un pequeño lago.  El agua estaba templada, ni muy fría ni muy caliente, según ella perfecta. Se sumergió en el agua poco a poco, con cuidado. No se tocaban ni un centímetro de piel en aquella gran superficie. 
Él se regodeaba en el agua, pero evitaba mirar de cuello para abajo. 
-Todavía no sé que haces aquí.-dijo enfadado.
-Como si no me estuvieras esperando...-contestó ella sonriendo, pero con una punzada de nervios en el estómago. 
-No me refiero ahora, digo que no sé porqué has venido. ¿Qué es lo que quieres?
-No quiero nada. Nunca he querido nada. 
-Ya... 
Ella sumergió la cabeza en el agua y se mojó el pelo negro. Sacó la cabeza del agua y se echó el pelo chorreando hacia atrás. 
-Te he echado mucho de menos. Mucho. 
Había evitado mirarla entera pero ahora le parecía imposible. Estaba muy morena, y tenía la piel de gallina. Y sabía que bajo aquella tranquila apariencia, hervía de nervios. 
-Ahora que estoy con otra. Entonces me echas de menos. No voy a traicionarla, ¿lo sabes no?
-Ya, yo tampoco quiero que lo hagas. Sólo quería fabricarte un recuerdo. 
-¿Qué recuerdo?
-Éste. -dijo ella y se acercó con suavidad hacia su sitio. Él estaba muy tenso, notaba sus hombros contraídos y la miraba con furia en sus ojos verdes. 
El agua se removió con sus movimientos suaves y sensuales, se abrazó a él con fuerza. Se separaba, lo miraba, sonreía. Le tocó la cara, las mejillas, los párpados. Se detuvo a acariciar sus labios con los pulgares. Finalmente, y mucho más rápido de lo que le hubiera gustado admitir, él también empezó a tocarla. La curva del cuello, las costillas, la espalda, los muslos. 
-Eres tan suave...-susurró maravillado. 
-Te he echado de menos.-repitió otra vez. 
Se quedaban mirando, sufriendo por no romper las normas. Se morían de ganas por devorarse, pero con una sombra de dolor, ella se separó con un soberano esfuerzo. 
-No quiero que la traiciones.
Se levantó del agua y se secó con su toalla, con la de él. Éste se quedó quieto sin moverse.
-Me fascina tu olor, siempre lo ha hecho. No creo que pueda olvidar como hueles. 


sábado, 28 de febrero de 2015

La gente me agota.

Sé que estoy más suceptible de lo normal. Pero también es comprensible, estoy en mitad de mis exámenes finales y me parece que todo es a vida o a muerte. Tengo muchas ganas de terminar y empezar a hacer otras cosas diferentes, pero aunque el fin está cerca, cada vez me parece que está más lejos.
Y tengo unas amigas que no lo entienden. No paran de hacer planes, quieren ir a todas partes, salir a todas horas, beber... Y me jode, porque cuando ellas están en las peores semanas del curso, a mí no se me ocurre atosigarla con planes todos los días o con querer estar de marcha todos las noches.

Y antes siempre acababa cediendo, pero este año me propuse ser más egoísta. Ya está bien de estar agobiando al personal.
A veces es que me siento una mujer todoterreno con ellas: amiga, psicóloga, madre, hermana y maestra. Y es como que se cumple lo de ''el que se entrega entero, jamás regresa entero''.
No quiero decir con esto que sea la mejor persona del universo, pero es que estoy harta de que me chupen la sangre. Llega un punto en el que de tanto dar consejos, de ser el pilar de apoyo, de ser comprensiva, te gastas y cuando necesitas estar fuerte, ya no te queda nada. Y no hay feedback.

Y otra cuestión es el dinero. Estoy trabajando, si, pero la bonificación que estoy recibiendo por trabajar no es ni mucho menos un sueldo ''normal''. Estoy colaborando en los negocios familiares, pero vivo en casa de mis padres, como de su comida, hago gasto como cualquiera de este miembro de la familia. Por lo tanto, mis ahorros son muy escasos.
Así que tengo que elegir muy bien en que me gasto mi dinero. Y como todos, prefiero invertir en cosas que de verdad me gustan y me hacen disfrutar. Así que no voy a gastarme la pasta que tenga en ir a festivales en el quinto coño, para estar tirada en una tienda de campaña, atestada de gente. No. Cada vez me gustan menos las aglomeraciones y el barullo. No.

Me gusta ir a la playa, disfrutar del sol, leer un buen libro, dormir en una buena cama. poder darme una ducha tranquilamente, arreglarme para salir a los sitios, tomarme una cerveza o una copa en un sitio sin tener que estar pegando voces constantemente, bailar si la música invita a ello.

Ya estoy el resto del año, mamándome deprisa y corriendo de vodka barato, yendo a los dos únicos pubs de la ciudad que se llenan de gente y de humo, chillando más que conversando y acostándome a las siete de la mañana hecha una piltrafa. Paso.
Es una mierda vivir dónde vivo, pero es lo que hay y procuro no quejarme. Pero cuando llegan las vacaciones, necesito desconectar. Y me repatea que mis amigas, no lo entiendan.
Que lo mismo le dan porculo a las vacaciones de amigas y hago el camino de Santiago, que llevo años queriendo hacerlo. Y me voy sola. Y al menos lo que me gaste, me lo gasto en mí misma y en disfrutar de una experiencia que me va a aportar muchísimo más que una resaca.

En fin... Sigo con los exámenes y con mis cosas.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Absurda comida.

Raras horas las de actualizar.
Llevo despierta desde las tres de la mañana "estudiando" para un examen a las 11 y 30. Todo porque ayer mi cabeza no estaba por la labor y era eso o suspender, aunque espero que no.

Esta semana de locos me está costando la vida mantener la concentración a un nivel normal. No se me da bien trabajar bajo presión y lo que tengo encima es más bien un marrón curioso : una porra de exámenes, recuperaciones y elección de las prácticas.
Lo de las prácticas es lo que menos me preocupa, porque ya he trabajado antes, no es algo que me suponga un miedo terrible, pero tampoco es algo de lo que me desentienda. Son tres meses en una empresa, que dependiendo de mi suerte, puedo estar más o menos cómoda.
El problema son las recuperaciones. Por suerte, tengo cuatro días de puente de por medio, que puede que me salven la vida un poco.

Lo que peor llevo es la comida. Hacía tiempo que no tenía tantísima ansia por comer como en estos días, supongo que también influye el estar con la regla. Me siento igual que hace cuatro años, cuando después de haber perdido seis kilos a base de una dieta hiperproteica y llevar tres meses sin regla, se me desató el monstruo del hambre. Se me fue por completo de las manos.
Odio no tener control sobre mis funciones más básicas. Igual que no duermo cuando quiero, o no follo cuando quiero, ¿por qué no como cuando quiero? Puedo tener bajo control todo, menos eso.
Y a pesar de mi personalidad caótica y sin definición, me gusta poder tener decisión propia sobre lo que hago y lo que no.
Por supuesto, no son los atracones tan inmensos como los que me daba en aquella época. Mi pobre estómago no lo soportaría. Pero me repatea sentirme llena, apunto de estallar.

De hecho, son las cinco de la mañana y ya tengo hambre otra vez. Joder la gente se pasa las horas enteras sin comer nada y yo tengo que estar picoteando constantemente engañando al estómago.
Llevaba mucho sin tomar café y me he tomado uno. En parte porque el café me espabila mucho más que el té y en parte, porque me quita las ganas de comer. Eso y beber cantidades ingentes de agua.
Y si lo que comiera fuera saludable... pues tendría un pase. Pero no, son todo comida sin ningún tipo de aporte energético o aprovechable. Mierda solamente.

En fin, sigo con lo mío.

sábado, 21 de febrero de 2015

Sábado de marujeo.

Me despierto a las ocho. Voy como los zombies a la cocina a hacerme un té y prepararme un par de tostadas. En el salón todo está en silencio absoluto. Me vuelvo a la cama con mi botín, me siento y enciendo el portátil. Leo, leo, leo. Primero me como las tostadas y después me bebo el té. Escucho ruido. Miro el reloj. Es tarde ya, voy a ponerme a hacer el trabajo. Puff. Coñazo.
Me pongo a leer, de nuevo. Se van todos de nuevo. Me quedo sola. Pongo la música a todo volumen en el portátil.
Limpio mi habitación. Voy al baño. echo agua caliente en el lavabo, vierto lejía. Froto con fuerza. Limpio el espejo. Menudo cráter volcánico me ha salido en la mejilla. Puta regla. Me voy al otro baño. Igual, frota que te frota. Voy a la parte de la pila. Lleno el cubo de agua fría, dos tapones de amoníaco. Lleno la lavadora. Detergente. Bajo los escalones. Barro el pasillo. Friego el suelo. Vuelvo al salón. Llaman a la puerta. Sermón de mi tío. Hasta luego. Barro el suelo, sacudo los cojines del sofá y doblo bien las mantas. Me preparo la comida. Una hamburguesa de pollo. Agua.
Me doy una ducha.

Esa ha sido mi mañana. Se supone que iba a "hacer un trabajo", pero me parece una asignatura completamente absurda y no tengo ni ánimos para pensar, ni para explayarme en mi comentario personal. El coche de casa se ha estropeado y ahora tenemos que buscarnos la vida para poder trasladarnos. Vivir fuera de la ciudad, es un auténtico coñazo y más si hace un día como hoy, que apesta. Es como si todo tuviera una tonalidad grisácea opaca. Me pone de los nervios.
Tengo que tender la lavadora, y fregar los platos. Y después irme a trabajar.
Aparte he pescado un resfriado que me hace estar quejumbrosa y pidiendo mimos todo el rato, pero no están los ánimos para regalar abrazos ni besos. Genial.
En fin, no todo iban a ser copazos y baile, hoy tengo un día de señora de la casa.

jueves, 19 de febrero de 2015

Días sosos.

Era de esperar que este examen tampoco me saliese bien. Pero bueno, no puedo quejarme mucho después del poco tiempo que le he dedicado. Se acerca el final y me estoy quedando sin fuelle.

Ayer volvió a darme el bajonazo. Yo soy de esas personas que no sirve para estar haciendo cosas que no le gustan. Y más durante un largo plazo de tiempo. Decidí cursar este ciclo porque estuve un año parada en casa sin trabajo y sin hacer nada, y me subía por las paredes. Lo que no sabía era el esfuerzo que me iba a suponer estar donde estoy ahora, y lo poco que me iba a gustar.

La parte positiva de todo esto, es que sé de verdad, que esto no me gusta absolutamente nada. Por eso también estoy un poco autocasigandóme por haber abandonado la carrera, porque cada vez tengo más claro que fue el efecto de los examénes de Septiembre, un año anterior nefasto que todavía me pesaba y tener 18 años. Me agobié de mala manera y la cagué. Pero no puedo estar empezando cosas y dejándolas a medias, por eso, quiero acabar este ciclo, aunque sea para darme el gusto de saber que lo que empiezo, lo termino. Así que ahí estoy intentando poco a poco dejarme pocas asignaturas para las recuperaciones y terminar de una vez por todas.

Ya tengo los resultados de mis análisis. La verdad es que está todo bien, nada extraño, todo en orden.
Me alegro de que todo esté en su sitio, aunque los dolores de cabeza sigan dando la lata. Viviré a golpe de Naproxeno y ya está, el médico no me ha dado otra solución mejor.

Últimamente fantaseo mucho con volverme a tatuar y creo que si consigo el dinero, voy a autoregalarme otro tatuaje. Del último hace como tres años, y éste también estará oculto de la vista de los demás, porque me parece que es lo mejor que puedo hacer. No va a ser nada excéntrico, ni extravagante. A pesar de lo mucho que me gustan los tatuajes grandes, coloridos, diferentes, para mi, creo que lo mejor son líneas simples. Y estoy casi segura al cien por cien de hacérmelo, porque llevo más de un año pensando en la posibilidad. Así que no sé, igual dentro de dos o tres semanas, me animo.

En fin, vuelvo a estudiar, que ahora de momento es lo más importante.

P.D: He visto una película que me ha fascinado muchísimo. No sé si es más o menos conocida, sé que fuera de España ha tenido mucho más público que aquí. O eso creo. De todas formas, la recomiendo muchísimo se llama Nymphomaniac, y se divide en dos volúmenes. A simple vista por el título, puede parecer una película meramente sexual, pero de verdad, tiene un trasfondo que es genial. La primera parte es mucho más literaria, hay más escenas de sexo explícito y el ritmo es ligero, pero a la vez contundente.
La segunda parte (para mí la mejor) muestra la decadencia, la depresión, la asfixia, estereotipos, cánones y un final que no dejará a nadie indiferente.

domingo, 15 de febrero de 2015

Resaca carnavalesca.

Se sabía que hoy pasaría el día tumbada en la cama. El alcohol me deja K.O, hecha pedazos y me meto en mi habitación durante todo el día, sin interaccionar con nadie.

Me esperaba estar bastante más afectada, por varios acontecimientos.
-1. Me bebí media botella de vodka. Hacía años que no me bebía tantísimos cubatas. La verdad es que esperaba pillar el punto, pero más que punto, fue puntazo. De todas formas no peso 40 kilos ni soy escuálida, ni débil, por lo que es normal que lo tolerase bastante bien. Fue un pedete gracioso. No fumé absolutamente nada, y eso que había un porro por ahí para compartir entre todxs. Pero, me gusta ser fiel a mis propósitos a dejar de fumar, y como soy Doña Extremos, prefiero ni catarlo. De todas formas el disfraz y la peluca me apestaban a tabaco.

-2. La historia que empezaba a tomar forma con alguien diferente, se va al traste. Definitivamente. Soy de esas sufridoras que le gusta que las cosas vayan saliendo solas, sin ayudas, ni amigas celestinas. No me gusta que la gente forme parte de esas cosas que salen con naturalidad, prefiero que todo tenga su propio ritmo. Pero no contaba con que una de mis amigas, iba a saltarse mi norma e iba a intervenir. De todas formas ha estado bien, pues he tenido la certeza de que estaba ilusionandóme en vano, ya que confirmo que el chico en cuestión, quiso algo conmigo hace tiempo, pero que ahora no estaba en ese punto. Pues me parece genial saberlo, aunque sea una verdad secreta. También me estaba empezando a cansar tener que estar explicándole todo a cada rato. Me gusta que la gente tome iniciativa en la vida, que no sean espectadores de lo que les pasa a otros, y que si no les dan órdenes no hacen nada. Así que tan amigos.

-3. Volví a ver al otro. Y cómo siempre pasa, cuando lo veo después de mucho tiempo, se me agarra una desagradable sensación de inseguridad en el estómago. Como un puñetazo hacia abajo, que te tumba toda la fuerza de voluntad. Pero estoy orgullosa de haber sido capaz de saludarlo, charlar cinco minutos y pirarme. Es lo mejor que pude hacer.

Y tengo que  hacer cosas para clase, y estudiar para un superexamen el miércoles. De verdad, no sé que demonios me pasa. Quiero estar concentrada, quiero ser la misma que antes se ponía a estudiar y captaba las cosas, que no necesitaba que le estuvieran repitiendo las cosas veinte veces. Es increíble la poca capacidad de concentración que tengo. Escribiendo soy perfectamente capaz de abstraerme por completo, pero estudiando o a veces incluso, leyendo es imposible.

De cualquier forma, me encuentro bien conmigo misma. Creo que empiezo a dar carpetazo a las cosas con más facilidad, y eso en mi, hace unos meses, era impensable. Me siento hasta mayor.

jueves, 12 de febrero de 2015

Formidable.

Aunque hace un par de entradas, conté la traumática experiencia de mi ataque de ansiedad, estos días posteriores he descubierto que me ha venido asombrosamente bien.

De alguna forma, he liberado toda la presión que tenía en mi mente y en mi cuerpo, que se ha manifestado en forma de nerviosismo y dolores de estómago.
Ya no los noto, aparte también porque la ausencia de café ha hecho que mis digestiones sean mucho menos duras. De todas formas, he ido al médico estos días, para asegurarme de que todo está en orden. Espero los resultados para dentro de un par de semanas, haber qué tal.

Creo que he recuperado mi orden mental y estoy intentando priorizar. Ello conlleva estar todo el tiempo decidiendo que es lo que tiene más importancia y lo que no. Hay gente que se merece nuestra importancia y hay gente que para nada, por lo que estoy prescindiendo de sus peticiones y sus lloreras.
También he recuperado un poco mi inteligencia emocional. Eso se traduce en que se identificar qué es lo que me pone triste o qué es lo que me hace feliz. Cuando estoy en casa, trato de escuchar toda la música que puedo porque eso me hace sentirme genial y viva, al igual que también hace que me sepa identificar a mí misma. Por eso cuando me siento desbordada, recuerdo las canciones que me despiertan esa parte dormida de mí y a veces canto, a veces sonrío, y casi el ochenta por ciento del tiempo lloro. Pero ya no es llorar por llorar, lloro porque estoy triste, por un recuerdo o por algo en concreto. Parecerá una gilipollez, pero lo cierto es que he llorado mucho estos meses, la mayor parte del tiempo sin saber por qué. Me gusta tener claro qué me pasa y porqué me pasa.


Ahora mismo lo que más debería de importarme son mis estudios, aunque no lo hacen con la fuerza y la motivación que debieran, pero es que es difícil estar estudiando, trabajando y pensando  al mismo tiempo. También me agobia la posibilidad de no regresar a la universidad, porque aunque no es algo que tenga completamente claro, me gustaría poder tener la opción de escogerlo o descartarlo en caso de que sea necesario.

En historias sentimentales, algo empieza a cocerse, pero no estoy muy segura de que sea correspondido. Quizás sólo es por entretenimiento, como ya dije, pero me gustaría que por una vez saliese bien. Desde luego estoy siendo paciente y le estoy echando imaginación, así que espero que funcione. Y si no funciona, no voy a fustigarme más. La gente no suele hacer lo que espero, así que no va a ser una excepción. De momento sólo son destellos, igual sólo queda en esto.

Y con respecto a la historia de 2012, sigo escribiendo, pero estoy falta de inspiración. He cambiado el último capítulo como unas tres veces, pero no sé. Voy a seguir escribiendo, porque en cualquier momento, la cosa más estúpida me sirve de inspiración.

Y de físico... Pues no sé. Hay veces en las que me considero aceptable, otras veces huyo de mísma
. El problema es cuando uno sigue luchando contra sí mismo, como si fueses tu peor enemigo. Y tengo que aceptar que soy quién soy, y que partiendo de ahí, podré ir cambiando, pero mientras siga haciendo de esto un mundo, no habrá nada que me salve. No sé, en ese aspecto estoy realmente confusa.


lunes, 9 de febrero de 2015

Un lunes diferente.

Después de todo ha sido un gran fin de semana.
No porque el Sábado saliera hasta las mil, si no porque literariamente hablando, ha sido un fin de semana súperproductivo.
Y eso me hace inmensamente feliz, porque parecerá algo ilógico, pero a mí escribir me da la vida, lo que no llego a comprender es como puedo dejarlo tan apartado y durante tantísimo tiempo.

He retomado una historia que empecé allá por el 2012, pero que aún me rondaba la cabeza. Fue leer los últimos capítulos y un chorreón de inspiración me sacudió el cerebro, con lo cual empecé a escribir y a tratar de darle forma de nuevo. De hecho cuando publique esta entrada, es lo primero que pienso hacer antes de nada, releer la parte por la que me quedé ayer tarde y volver a escribir.

También he descubierto un grupo nuevo que es genial, de momento no sé en que idioma cantan, pero pienso averiguar más acerca de ellos. Es curioso, cómo antes cuando algo me gustaba, le ponía todo el empeño del mundo, me aprendía todo lo que tuviera que ver con esa cosa en particular, buscaba información, leía artículos, biografías... Muchas veces la pena de crecer y volverte adulto, es que te arrebata la ilusión de enamorarte de algo de nuevo. Y eso es lo espectacular, lo que me hace sentirme genial conmigo misma, que veo que aún quedan pizquitas de esperanza para mí.
Y puede parecer una auténtica gilipollez comparar una cosa con otra, porque el amor es algo tan intangible como real, y que lo encuentre en esas pequeñas cositas, canciones, libros, frases... Me hace pensar que no todo está perdido, que no soy tan gris como creo.

De hecho hoy tengo que trabajar y que estudiar y ni si quiera eso me perturba. Ni todo el mal humor que he respirado hoy. Tengo el estómago lleno de alegría, y por momentos parece que voy a echar a volar. ¿Por qué dejé de escribir?
Por gilipollas, supongo. Porque dejé que otras personas tomaran el rumbo de mis alegrías. dejé que las circunstancias me derrumbaran la moral, obvié a aquellos que se preocuparon por mí.

Mi habitación que el noventa por ciento del tiempo me parece una cárcel, me parece hoy el lugar más maravilloso del mundo. Incluso aunque tenga las manos heladas, y me duela la cabeza, hoy está siendo un día estupendo.
Hoy creo que podría hacer cualquier cosa.



sábado, 7 de febrero de 2015

Resumen semanal.

Digamos que ha sido una semana bastante dura. No he tenido ánimos para hacer muchas cosas, más bien me he dejado llevar por las horas del día y las cosas que no podía pasar sin hacer, como ir a clase o a trabajar.
El miércoles exploté como una loca. No recuerdo una sensación tan extraña desde hace al menos tres años o cuatro, justo antes de coger el bus para la capital a hacer selectividad en la uni.
Me dio un ataque de ansiedad, propiciado por los gritos de mi madre, los míos propios, los nervios preexamen (he suspendido, por supuesto) y los wathsapps de gente bombardeándome el móvil.

Esto me hace pensar que estoy más jodida de lo que yo creía, porque como bien he dicho antes, hace bastante tiempo que no pierdo el control de esa manera.
En parte me vino bien, porque es como si hubiese pinchado un globo con una aguja afilada. Pum. Todo estalló en cuestión de un minuto, lloraba pero luchaba por tragar aire como una loca, bajo la desesperada mirada de mi madre que no sabía que hacer. Creo que recuperé el control porque ví que a ella también se le estaba empezando a ir la pinza y que íbamos a montar un manicomio en cuestión de minutos, asi que me relajé, y me tranquilicé.

Es curioso la forma que tiene nuestro cerebro de anularnos por completo cuando no podemos más.
Acumulamos tensión, rabia, miedo, frustración, ira, gota a gota, hasta que de golpe y porrazo se junta todo y hace que el vaso explote en mil pedacitos.
 Luego te deja como si hubieses estado picando piedras bajo el sol abrasador, deshecha y completamente  ilógica. No paré de repetir ''no puedo '' y  ''soy tonta''. Eso es todo por la puta escuela a la que voy que me está destrozando los nervios y la autoestima. Y quiero irme, quiero dejarlo todo y desaparecer, pero me quedan solamente 4 semanas para terminar. Tengo que aguantar, tengo que aprobar y dejar de martirizarme cada vez que suena el despertador para asistir a clase.

Le conté esto a un par de amigas, porque a veces creo que no entienden lo mal que lo estoy pasando allí, que no es capricho y que de verdad, es un esfuerzo muy grande el que estoy haciendo.
La familia no ayuda en absoluto, lo único que no dejan de decirme es que estudie más, que no estoy haciendo nada y es verdad, pero joder, no van a hacerme espabilar diciéndome que soy una inútil y una vaga. Eso ya me lo repito yo sola cada día, y no solo en el aspecto académico.
En verdad, no creo que lo entiendan del todo, por muy gráfica que sea, por eso  lo único que hago, es hablar de los cuatro chascarrillos que pasan en clase y poco más. De todas formas sólo ''soy una exagerada''.

Imagino que esta blog-terapia me va a ayudar infínitamente más que cualquier charla con nadie. Debo de hablar más conmigo misma, supongo.

Por lo demás, estoy viviendo una fiebre por hacer dieta que me está poniendo los nervios de punta.
Todo el mundo que conozco está poniéndose a dieta y no cesan de repetirlo. Eso me hace sentirme peor, porque mi alimentación no está siendo especialmente buena.
De todas formas no aprecio muchos cambios físicos, quizás me esté manteniendo más o menos, aunque siempre esta la vocecita que te susurra ''quita de ahí, pon aquí, que eso se note más...'' y la verdad es que es una tortura.

Quiero cambiar, pero a veces la meta es tan a largo plazo que me parece imposible. Y no hablo exclusivamente de adelgazar, o de estudiar más, es más un cambio mental.
El problema parte de ahí, que me centro mucho en lo que va a pasar dentro de mucho, pero soy incapaz de centrarme en algo a corto o a inmediato plazo.
Habrá que centrarse más en el medio y no en el fin, que por una vez lo de ''el fin justifica los medios'', sea para algo positivo y productivo.

Sigo sin fumar y sin beber café. Me siento poderosa en ese aspecto.

domingo, 1 de febrero de 2015

Dimanche.

Otro mes que empieza. Y en domingo.
Para mí, los meses, los propósitos, las buenas acciones deben llevarse a cabo el lunes. Y eso que odio los lunes, pero suponen como la marca de inicio, el día D, como que si empiezas el lunes todo va a ir genial porque es el día propicio.

Es mi cuarto fin de semana ''encerrada''. Esto quiere decir que ni si quiera he trabajado este finde, quizás esta tarde vaya. No sé porqué lo llamo ''trabajo'', en realidad no estoy siendo reemunerada como tal, simplemente estoy colaborando en casa y en los negocios familiares.

Ha sido una semana realmente penosa. De siete días que tiene, cuatro me los he pasado llorando. Todo por mi poca falta de indiferencia hacia ciertas situaciones y comentarios. No entiendo como puedo ser tan poco consciente del poco tiempo que me queda para acabar el curso y lo mal que lo estoy haciendo en los exámenes, y sin embargo, dejo que cualquier estúpido profesor, haga un comentario desafortunado para que mi mundo se venga abajo.
En esos momentos, me siento como cuando tenía cuatro años y me regañaban por no saber colorear dentro de las líneas. ¿Tan frágil soy?

Ya desde bastante pequeña, los profesores le decían a mi madre que no sabía aceptar las críticas y que me lo tomaba realmente mal. Ya desde mocosa era una sufridora en potencia.

Y lejos de pensar que tengo una autoestima pésima, es porque creo que soy una narcisista de los cojones. Me creo tan importante, que espero que si estoy mal o incómoda, todo el mundo deje su vida de lado y acuda corriendo a consolarme y mimarme. Y no, no tengo cuatro años para que me suenen los mocos y me den abracitos y palmaditas en la espalda. Se supone que soy adulta y que tengo que asumir lo imperfecta que soy. Y enmendar mis errores.

Hago apología de muchas cosas, especialmente de la libertad. Libertad de pensamiento, libertad política, libertad religiosa, libertad sexual. Pero lo que en verdad estoy incentivando con todo ello en mis adentros, es la hipocresía. Soy una hipócrita de manual, la que tira de frases de ''es lo que hay'', ''no hay que ir en contra del sistema'', '' la iglesia es una empresa'', ''que tía más puta''.
Y no me siento orgullosa de ello, pero ahí demuestro lo poco libre que soy.

No quisiera irme dejando este sabor ácido en la boca. Sigo sin fumar, lo que a pesar de toda la ansiedad y estrés que estoy sufriendo últimamente, es un logro. Sigo deshaciendóme de personas chupa-sangre, lo cual también es genial porque no tengo ánimos para regalar. Y a pesar de todo aquí estoy, continuo la lucha, con menos fuerza cada día, pero sigo batallando.

Al menos hoy, estoy orgullosa de todo lo que dejo escrito, aquí lo pienso, aquí lo dejo y aquí no me censuro.

sábado, 31 de enero de 2015

Sueños.

-Hacía tiempo que no nos veíamos. ¿Dónde te metes últimamente?
-Pues, trabajo y estudio... No tengo mucho tiempo de salir. Desde Navidad no he pisado la calle.
-Ya... No te he visto en los pubs, ni nada. ¿Qué vas a hacer hoy?
-Pues no lo sé muy bien. Igual después de tomar algo por ahí, hacemos botellón en algún sitio. Y luego iremos de pubs.
-Te veo allí ¿no?
-He conocido a alguien.-soltó a bocajarro.

Qué cara de estupefacción. Había una incredulidad en sus ojos verdes que rozaba la histeria.
-¿A quién?
-A alguien diferente. No es de aquí, es francés. Se llama Pierre.
-¿Y que está de paso?-dijo cambiando el peso del cuerpo de un pie a otro.
-No, estudia aquí, vamos, que vive aquí.
-No te va a durar nada, ¿lo sabes, no?-preguntó sonriendo. Ella no contestó.-Si acaso un par de asaltos y se acabó; si es que llegáis a eso.
-No sé porqué dices eso. Seguro que me va bien, es un tío genial. -dijo abrochándose la chaqueta. Se sentía incómoda.
-Ya, pero no es yo. Y lo sabes. -contestó él agarrándola por el brazo.
-Suéltame. -dijo zafándose de sus garras. - No me vas a dejar en paz nunca ¿no?
No contestó. Simplemente sonrió.

No, nunca la iba a dejar en paz. Jamás. No mientras ella siguiera dándole credibilidad. No mientras siguiera esperando que las cosas cambiaran. No mientras le estuviera bailando el agua. Nunca.


Lo mejor de todo esto es que no ha sucedido en realidad. Esto son mis sueños, quizás el de hoy no haya sido realmente espectacular, pero no paro de pensar en lo que representa.
No sé porque me sigo sintiendo parte de un juego en el que yo dejé voluntariamente de participar.
Soy una completa gilipollas, no sé porque no dejo de perder el tiempo en esta mierda.
No me merece la pena, es absurdo completamente. Es un asco.

domingo, 25 de enero de 2015

Under the bridge.

Ya han pasado unos cuantos días desde la última vez que escribí algo interesante.
La verdad que en este lapsus de tiempo, he de confesar que he cumplido algunas pautas de mis propósitos.
Más que nada es lo de fumar y es que hoy es el día que hace 19. Estoy bastante orgullosa de mí misma en ese aspecto y es que con el dinerito que he ahorrado, he podido darle un sutil cambio a mi fondo de armario.

Lo de la gente tóxica, casi que también lo estoy cumpliendo. Y me duele decirlo, pero es que es cierto, y es que una de mis mejores amigas es una de las personas más tóxicas que conozco.
No sólo en el plano sentimental o personal, es incluso en sus hábitos.
El noventa del tiempo está pensando en estar de fiesta, borracha como una cuba y darlo todo en cualquier pseudo-discoteca. Fuma muchísimo, a veces ni si quiera se da cuenta de  que acaba de fumarse un cigarrillo, cuando ya se está encendiendo otro. Y del plano sentimental mejor no hablamos. Completamente dependiente emocional de sus amigas-novios, con una autoestima por los suelos.

Y no es por ser egoísta, pero ya me estoy cansando de estar rodeada de este tipo de personas. Son como sanguijuelas gigantes, que me chupan toda la sangre y el buen rollo, y me dejan seca como una hoja de otoño. No tengo por qué estar aguantando constantemente como se me acercan buscando apoyo continuo, hasta que me sacan todo lo que necesitan y se largan. Y me puedo pasar semanas enteras sin tener noticias de nadie. Lo siento, pero la gallina de los huevos de oro se ha vuelto estéril.

En el plano sentimental, también tomé la decisión de pasar de largo de una historia extraña-rara que no me aportaba absolutamente nada. Dolores de cabeza. No puede ser una de cal y siete de arena. El tira y afloja está muy bien, pero tres años así, minan la paciencia y el amor propio de una. Chao pescao.
Hablo con otro chico de vez en cuando, pero no creo que nada ni si quiera que tenga el menor componente sexual. A veces esa química mola, pero es que en este caso es inexistente, no sé si espera que me convierta en cat-woman de repente o que, pero me entretiene.

En los estudios voy patéticamente mal. Todo, porque no paro de darle vueltas a que voy a hacer cuando termine esto que estoy estudiando ahora y que detesto. Aparte también me influye el ambiente de clase, que es nefasto. No hay ni un ápice de compañerismo, ni de buen rollo, todo son caretos y cuchicheos. Ya está bien hombre.
De todas formas creo que en ese centro de estudios, tengo el título de ''chunga/rebelde'' de la clase y la verdad es que tampoco estoy haciendo nada por limpiar mi nombre. Estoy incómoda, asqueada y no evito que se me note. Ventajas de ser transparente.
r
Y creo que hasta ahora eso es todo lo que tengo que decir. Estoy jodida, pero contenta.

martes, 6 de enero de 2015

Estoy cansada.

Hoy tengo una pena que me supera.
Noto un vacío al final del estómago, una bolita que pesa como el cemento y se hunde en mis entrañas.
No paro de soñar, a veces mis sueños me producen dolores de cabeza, me levanto con el cuello y la mandíbula dolorida, y eso que son sueños bonitos. Lo curioso es la cantidad de sueños lúcidos que estoy teniendo últimamente, en los que casi siempre soy muy feliz, tengo aquello que en el presente me falta, pero soy consciente de que es un sueño, entonces todo se esfuma.
En ese momento de conciencia, es cuando las personas que me hacen feliz, se desvanecen a mi alrededor, desaparecen. Y me despierto y me duele haber soñado.

A veces lo que me duele es saber lo sola que estoy. Porque creo fielmente, que las personas que no saben, son mucho más felices. La verdad es fea, la verdad es un puñal incandescente. Se te clava, y produce una quemadura incurable o que como mucho, te abandona dejando tras de si, un fea cicatriz.

Me pregunto si se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido. No sé si esa es la expresión adecuada, o más bien, sería completar una función básica. Igual lo que me pesa es el amor que todavía no he dado. Pero a veces, es que me parece que es una pérdida de tiempo muy grande. Es regar una planta que es de plástico. No sirve absolutamente de nada.

Por eso igual voy con los hombros caídos, la cabeza gacha y los ojos clavados en el suelo. Es lo único que te sostiene, algo fuerte, frío y duro, algo real, algo palpable.

Ahora mismo no quiero seguir así. Necesito que me pasen cosas maravillosas, tener un poquito de ilusión y fantasía, que esta racha de apatía y simpleza se acabe. No quiero que pase otro año más, y que no me haya sucedido nada espectacular. No quiero ser una actriz secundaria, en esta película que es mi vida. Ya no más.

sábado, 3 de enero de 2015

¿Vida nueva?

Adiós 2014, fue un placer.
O eso creo.
Se supone que estamos a principios de año, que lo suyo es empezar con buen pie y buen rollo y tener una lista de propósitos que cumplir.
La mía por suerte o por desgracia es excesivamente larga, porque creo que hay muchas cosas de mi vida que me gustaría cambiar/mejorar. No sé si me merece la pena intentar pensar mucho en ello, porque al fin y al cabo, puede ser que pase otro año más y no haya cambio alguno.

-Ser más organizada. Vivo en un caos perpetuo y no suelo organizarme nada bien.
-Leer más. Tengo una lista de libros por leer inmensa.
-Comer mejor. Sobran las palabras.
-Estudiar más o de manera más constante. Dejar los atracones finales a las cuatro de la mañana.
-Dejar de fumar y de beber café. Mi garganta hoy se queja.
-Escuchar nuevos grupos de música y desanclarme de la misma música de siempre.
-Aprender a tocar la guitarra. O al menos recordar lo que ya sabía.
-Eliminar gente tóxica. Eso lo estoy procesando ya.
-Hacer ejercicio. Al menos 20-40 minutos diarios.

Y eso creo que es todo. Son diez millones de cosas más, pero creo que son tan estúpidas y banales que no merece la pena pararse a pensar en ellas.
Feliz año.