martes, 20 de febrero de 2018

Entro aquí y releo todas las cosas que he escrito tiempo atrás. 
Casi siempre, el enfoque global que saco de todo lo que hay aquí mío, es que todo es realmente triste.
No voy a hacer leña del árbol caído, pero no entiendo el porqué no soy feliz. 
Anoche me desperté a las 4 de la mañana y estuve dándole vueltas un montón de cosas. 
Soy tan contradictoria, tengo tantos altibajos emocionales, que hay veces que ya no sé ni quién soy, ni quién es esa persona en la que me he convertido.

Supongo que el hecho de crecer, hace que vayas dejando de lado un montón de cosas atrás, pero me arrepiento de haberlo hecho.
Llevo años, sin salir de fiesta y disfrutarlo plenamente. He dejado de leer libros, cuando los devoraba en pocas horas. Ya casi no sé dibujar como antes. No me apetece pasarme las horas arreglándome el pelo, ni maquillándome con esmero. No encuentro grupos de música que representen mi estado de ánimo, ni que me hagan pasarme horas enteras escuchando sus letras. 
Y cuando tengo tiempo libre, lo único que me apetece es no hacer nada o dormir. 

El puto sentido de la responsabilidad está acabando conmigo, y no es broma. A veces me miro en el espejo y veo una persona envejecida en un cuerpo joven. Me sorprendo a mí misma, con las expectativas de vida que tengo ahora, tan diferentes de las que tenía no hace tanto.
Y lo peor de todo, es que aquellas faltas que tenía de nacimiento, se están acentuando mucho más a medida que voy siendo adulta.
Cuando estudié el primer año de psicología, en una de las asignaturas, nos enseñaron, que con el paso de la adolescencia a la madurez, se asentaban la personalidad y el carácter de cada persona. Pues en mi caso, creo que se está acentuando demasiado y no me gusta.
Nunca he sido especialmente positiva, me consideraba realista en realidad, pero ahora, veo que voy dejando a mi paso un aura de negatividad que despide huéspedes. 

Me gustaría echarle la culpa a un montón de cosas. A la sociedad por ejemplo, que desde bien niños, nos hacen creer que si eres buen estudiante y tienes una buena formación, tendrás un trabajo decente y bien pagado. A la sanidad, que si te cuidas mucho, comes bien, no bebes, no fumas y follas con precauciones, tendrás una vida saludable y jamás te pondrás enfermo. Al amor, que te dice que si te enamoras de una persona, la cuidas, luchas por ella y la quieres como se merece, tendrás la misma respuesta por su parte. 
Pero esto son gilipolleces, porque de esas cosas no tiene la culpa nadie, o quizás todo el mundo. Es más fácil tirar balones fuera, que asumir que en realidad, la culpa es tuya por no saber aceptar la vida como te viene. Y que por eso, no puedes avanzar.

No sé si la palabra es resignación, sumisión... pero, me imagino que si aceptara la vida tal y como es, aprendería a disfrutar de los terrenos en los que si me va bien, y no sufriría tanto.