sábado, 25 de octubre de 2014

Sábado 7.

Cuando creemos que no salimos de nuestro círculo de confianza, nos aseguramos que el dolor no forme parte de nuestra rutina. Eso tampoco es muy normal ni muy natural.

Me insistió: ven por favor, vamos a estar solos tú y yo. Contigo, lo que quieras, cuando quieras.
Y de una vez decidí echarle huevos al asunto y plantarme en su piso.
Me arreglé pero de esa forma que nos arreglamos las mujeres para que parezca que no hemos hecho absolutamente nada por parecer estupendas.
Me ricé el pelo, me unté en crema para estar suave y oler a diosa. Me puse mis vaqueros rotos, una blusa negra (el negro siempre me hace sentir cómoda), y unas bambas negras.
No me maquillé excesivamente, porque no quería parecer que aquello era importante para mí, pero en realidad llevaba dos días con el estómago encogido y una oleada de energía me recorría desde el estómago hacia arriba cada vez que pensaba en su cara sobre la mía.
Una hora de bus más tarde, lo veo aparecer por allí. Con el  sol reflejándose en él, una camiseta de Adidas, y un pantalón de chándal que resaltaba el culo, mi sitio preferido de su cuerpo, dónde siempre van a parar mis ojos.

Todo para absolutamente nada.
Lo único que saqué en clave de todo aquello fue, medio canuto y un barceló-cola.
De lo que me alegro en el alma es de haberle echado huevos al asunto. Se acabó. No entiendo ese vaivén de ahora quiero estar contigo y me pones cerdísimo y a ratos mejor sólo somos amigos.
Pues un saludo, y tus paranoias se las cuentas a tu puta madre.
Muak.

domingo, 19 de octubre de 2014

Domingo 6.

Me pongo Red Hot Chili Peppers a todo trapo. La música pasa directamente desde los cascos hasta mi cerebro, casi puedo sentir las sacudidas de éste dentro de mi cráneo.
Meet me at the coffee shop, we can dance like iggy pop.

Me parece que todos los domingos de Octubre son iguales. Gris bochornoso, con una temperatura impropia del mes en el que estamos. Mi habitación está completamente desordenada, con la ropa limpia mezclada con la sucia, el maquillaje esturreado por todas partes, no me extraña que luego no encuentre nada.
Me huele a lunes y me pesan más los huesos sólo de pensarlo.Cada domingo es como un día de redención, por los pecados cometidos, los reales y los imaginarios.
Mañana estudio. Mañana dejo de fumar. Mañana dejo de pensar en él.

Nunca me había parado a pensar que hay personas que son como retortijones en el tiempo. Que no importa el tiempo que pase ni con quién estés o no, siempre que te dirijan la palabra, el estómago se te encogerá para convertirse en una esponja retorcida, chorreando nervios y bilis.

Hace ya un par de meses que no lo veo, pero malditas tecnologías siempre te dan la oportunidad de estar en contacto.
Y casi me lo imagino en su casa, con el portátil encima del escritorio, medio desnudo y la música perforándole los tímpanos mientras estudia cualquier mierda para mañana. Y eso que es un pésimo estudiante.
Ahora está con otra, pero sé que yo le haría mucho más feliz. Supongo que es algo con lo que me gusta consolarme.
Puede ser más guapa, más alta y más delgada que yo, pero no puede comprenderle al nivel que yo lo hago.
Es más que todo eso... pero se me han quitado las ganas de escribir.

lunes, 13 de octubre de 2014

Lunes 5.

Al final sobreviví al sábado.
Tengo planes ya  para el fin de semana que viene, no sé porqué en realidad no me apetece nada hacerlos.
Supongo que porque supone dormir en una casa ajena y eso nunca me ha gustado. Me he acostumbrado a despertarme todos los días en mi casa de la ''no-ciudad'' y ahora plantarme en otra parte me parece algo estridente y poco cómodo.
Pero tengo que hacerlo.

Siempre he pensado que las personas que se quejan constantemente de sus vidas insulsas y sin gracia, son las mismas que no hace nada diferente para darle un toque sabroso.
Porque para mi que las cosas tengan un sabor propio y particular, me parece muy importante.
Yo soy de las que deja su sello personal en cada cosa que hace, por eso muchas veces el que me conoce un poco puede adentrarse con mucha facilidad en mi cabeza si lee, o ve algo que yo haya dibujado.
Es curioso lo que me aferro a las mismas cosas sin dejar que pase el tiempo o los cambios por ella.
Me cuesta mucho trabajo tirar ropa vieja, libros estropeados o papeles que ya no sirven de nada. Como si fuera a encontrarle alguna utilidad en el futuro.
Al final lo tengo dando tumbos de un cajón a otro, hasta que finalmente y muy a mi pesar tengo que tirarlos.
Creo que eso me pasa con muchas cosas. Aunque he mejorado con los años. Es bueno saber pasar página cuando toca.
Lo suyo es que cada uno tome sus propias decisiones, aunque haya veces que lo que queremos no guste y la gente que creemos que está de nuestro lado, se vaya alejando poco a poco. Si no les gusta, pues hasta luego, un beso y que te vaya bien en la vida, pero no te quedes con la espinita clavada.

Yo tengo muchas espinitas, tengo un corazón-erizo. Poco a poco voy quitandóme algunas, cuando el tiempo, las personas y las circunstancias lo permiten. Me cuesta ser paciente. Pero he hecho muchos progresos y me voy sintiendo orgullosa de mi a cada paso que doy que merece la pena.

Porque yo doy pasitos de hormiguita, pero merecen totalmente la pena.
Al final, casi todo se merece en hacerte esa pregunta y que la respuesta, siempre sea SI.

sábado, 11 de octubre de 2014

Sábado 4.

Cuando estoy en este estado de paranoia y en plan víctima tota, me dan ganas de abofetearme la cara.
El tiempo nublado, me pone de muy mala leche y acabo pagando toda esta frustración, anulando mi actividad física por completo.
Llevo todo el día de la cama al sofá, del sofá a la cama y ahora me tengo que ir a trabajar y no tengo ganas.

Supongo que los sábados están para hacer nada, pero es que me siento inútil no haciendo nada.
Tengo toda la habitación hecha un auténtico desastre, tengo que ducharme, maquillarme y vestirme y parecer una persona decente detrás del mostrador, ya que mi cara de sábado es un auténtico desastre.

No me apetece hacer nada, quiero estar tumbada en la cama, mirando el techo dejando las horas pasar y dejando de pensar en gilipolleces.

Me dan ataques de calor, eso me pone negra.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Miércoles 3.

Sabes que hay veces en las que nos equivocamos con premeditación.
Igual porque necesitamos confirmar lo que suponemos, porque creemos que si la verdad nos estalla en la cara, seremos capaces de poder deshacernos de las vendas que cubren nuestros ojos y suturar las heridas abiertas.
Hay veces que esta táctica funciona, como también hay miles de veces que no es suficiente.
Todo depende de lo agarrados que nos encontremos a personas, situaciones, pensamientos.

Me miraba al espejo y no me reconocía en él. ¿Quién es esa desconocida que me mira con cara de asombro?
La desconocida a menudo me resulta atractiva. No sabría definir exactamente porqué, pues hay miles de defectos en su piel, su pelo no es ninguna maravilla y se aleja por completo del canon de belleza que yo tengo establecido.
Supongo que es porque hay brillo de inteligencia en su mirada, o por la forma de sus labios. Porque habla con propiedad y mueve las manos cuando enfatiza. Baila muy bien y se mueve con soltura. Pero es una desconocida y no hay nada más triste que no reconocerse a uno mismo.

Ahora estoy agarrada a muchas cosas de las cuales no consigo soltarme, deshacerme, desatarme.
Me cuesta entender el mecanismo de mi cerebro.
Hay veces que da una respuesta racional, ordenada, completamente lógica. 2+2 son 4 y no hay más que hablar. Eso funciona así y no hay más hilo del que tirar.
Pero, el noventa por ciento del tiempo es una sucesión de imágenes, frases sueltas y sin coherencia  paranoia. Por eso me cuesta desengancharme de muchas cosas, por la falta de lógica.

Personas dañinas: out.
Personas que se aprovecha de mi: out.
Pensamientos que me aumentan mi infra-valoración: out.

Con eso sería más que suficiente. Una lista de tres actividades, claras y concisas sobre lo que tengo que hacer.
Lo de las personas dañinas está en proceso. Lo de que se aprovechen de mi también, porque de momento con eso yo también estoy consiguiendo algo a cambio.
Lo peor es el pensamiento automático. De eso no me libro.

Fail. Suspensa.

lunes, 6 de octubre de 2014

Lunes 2.

Los días transcurren su paso sin cesar. A veces es muy difícil no perder la cuenta de los días que me parecen inútiles y poco productivos. Me cuesta engancharme al tren de la rutina, aunque creo que es la única motivación diaria para una persona mediocre.
Tener algo por lo que levantarte, por lo que comer, por lo que luchar diariamente.
Tener miedo al futuro.
¿Qué será de mi dentro de 5 meses?
Se supone que ansiaba marcharme de aquí, que mi lógica mental me gritaba que lo que tenía que hacer era esperar para volar. Ahora se acerca la fecha de ida y tengo pánico a abandonar el nido.
El nido es pequeño, tiene astillas por todas partes, pero es el lugar que conozco. Ahora me he habituado a conformarme con poco y tengo miedo de destacar.

Creo que todo el mundo ya tiene una imagen mental de mi, una muchacha con rostro vulgar y aspecto nada destacable. Una inteligencia media, una doña nadie.
A veces cuando estaba en el instituto, faltaba a clase y había profesores que no se percataban de mi ausencia. Siempre busqué pasar lo más desapercibida posible y ahora me parece terrible.
Supongo que con 16, 17 no quieres salir de la norma para no estar señalada, pero ahora la única manera de sacar la cabeza de este pozo de lodo, es a codazos y apretando los dientes.

Lo conocido me resulta perturbador y falso, como un decorado de teatro. Pero ya sé por dónde me la van a clavar, ya llevo yo las vendas de casa. Ahora cambiar de aires, trae cosas nuevas que asustan.
Me jode ser tan vulnerable.

Pero a veces me falta la chispilla. 
La chispilla es esa cosa que hace que te mantengas expectante. La chispilla te hace tener fe, ilusiones.
Parecerá una gilipollez, pero la chispilla me anima a dar segundas oportunidades, a poner la otra mejilla, a perdonar. A veces la chispilla me mantiene a la espera de un nuevo día, de una situación mejor. La chispilla es el viento de los cambios, el sol después de días de lluvia y aire.
¿Quién no ha sentido esa ''cosa''?
Ese je ne sais quoi, que te hace pensar que el mundo es un lugar maravilloso, lleno de cosas buenas y positivas, aunque el día de antes te hayas pasado el noventa por ciento del tiempo esperando llegar a casa y a meterte en la cama. La chispilla de hacer un regalo inesperado, cuando el regalo es para ti, esa la cara de gilipollas que se le queda al que se le regala al ver que has acertado de lleno con el presente y le acabas de dar un sorbito de felicidad.
El abrazar con fuerza y sentir que en cualquier momento te vas a partir de alegría, que hay una fuerza especial que te empuja desde el estómago hacia arriba, que te deja lleno de plenitud.

Me falta la chispilla, y hoy es lunes.