lunes, 6 de octubre de 2014

Lunes 2.

Los días transcurren su paso sin cesar. A veces es muy difícil no perder la cuenta de los días que me parecen inútiles y poco productivos. Me cuesta engancharme al tren de la rutina, aunque creo que es la única motivación diaria para una persona mediocre.
Tener algo por lo que levantarte, por lo que comer, por lo que luchar diariamente.
Tener miedo al futuro.
¿Qué será de mi dentro de 5 meses?
Se supone que ansiaba marcharme de aquí, que mi lógica mental me gritaba que lo que tenía que hacer era esperar para volar. Ahora se acerca la fecha de ida y tengo pánico a abandonar el nido.
El nido es pequeño, tiene astillas por todas partes, pero es el lugar que conozco. Ahora me he habituado a conformarme con poco y tengo miedo de destacar.

Creo que todo el mundo ya tiene una imagen mental de mi, una muchacha con rostro vulgar y aspecto nada destacable. Una inteligencia media, una doña nadie.
A veces cuando estaba en el instituto, faltaba a clase y había profesores que no se percataban de mi ausencia. Siempre busqué pasar lo más desapercibida posible y ahora me parece terrible.
Supongo que con 16, 17 no quieres salir de la norma para no estar señalada, pero ahora la única manera de sacar la cabeza de este pozo de lodo, es a codazos y apretando los dientes.

Lo conocido me resulta perturbador y falso, como un decorado de teatro. Pero ya sé por dónde me la van a clavar, ya llevo yo las vendas de casa. Ahora cambiar de aires, trae cosas nuevas que asustan.
Me jode ser tan vulnerable.

Pero a veces me falta la chispilla. 
La chispilla es esa cosa que hace que te mantengas expectante. La chispilla te hace tener fe, ilusiones.
Parecerá una gilipollez, pero la chispilla me anima a dar segundas oportunidades, a poner la otra mejilla, a perdonar. A veces la chispilla me mantiene a la espera de un nuevo día, de una situación mejor. La chispilla es el viento de los cambios, el sol después de días de lluvia y aire.
¿Quién no ha sentido esa ''cosa''?
Ese je ne sais quoi, que te hace pensar que el mundo es un lugar maravilloso, lleno de cosas buenas y positivas, aunque el día de antes te hayas pasado el noventa por ciento del tiempo esperando llegar a casa y a meterte en la cama. La chispilla de hacer un regalo inesperado, cuando el regalo es para ti, esa la cara de gilipollas que se le queda al que se le regala al ver que has acertado de lleno con el presente y le acabas de dar un sorbito de felicidad.
El abrazar con fuerza y sentir que en cualquier momento te vas a partir de alegría, que hay una fuerza especial que te empuja desde el estómago hacia arriba, que te deja lleno de plenitud.

Me falta la chispilla, y hoy es lunes.


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