lunes, 14 de septiembre de 2015

Propósitos cumplidos. Vamos avanzando.

Me he despertado hace una hora escasamente.
Definitivamente, el verano se ha ido. Hoy el día es gris, pero me apetece hacer recuento.
Desde hace unos meses, me propuse conseguir una serie de objetivos, que culminarían con el fin del verano. Y en ese aspecto estoy bastante orgullosa de mí, pues creo que casi los he cumplido:

-El primero de ellos fue, que tenía que leerme diez  libros. No han sido diez, pero han sido nueve. Cada uno con su gran aportación por supuesto, y muy satisfecha con cada uno de ellos.

-El segundo era, que tenía que hacer ejercicio de forma más regular. Y la verdad es que desde marzo aproximadamente, he estado caminando 4-5-6 días a la semana unos cuarenta minutos por día. Físicamente no es que haya notado un gran cambio, pero a nivel mental si. Los disgustos me duran mucho menos, lloro muy de tarde en tarde. De hecho, creo que en estos casi 7 meses, he llorado veces contadas, quitando los fatídicos día de abril en que se me fue la cabeza un poco. Incluso para eso me vino bien, porque era mi manera de eliminar esa angustia acumulada.

-El tercero era ver más pelis. Casi nunca saco tiempo para ver alguna película que me remueva algo, y estos meses, he podido dedicar un poco de mi escaso tiempo al cine. Y a ver películas de miedo sola, que parece que no, pero era una fobia pendiente de superar. No es que haya visto muchísimas, pero alguna si, y me siento muy orgullosa por eso :)

-El cuarto, se basaba en ser un poco más ordenada. Y la verdad, que es casi el que más me cuesta, porque la verdad es que soy un desastre en lo que orden se refiere, pero ya lo voy controlando poquito a poco y procuro mantener un poco la estabilidad a mi alrededor. Intento no dejarme los cajones abiertos, irme de casa con el dormitorio limpio, no dejarme por ahí todas mis cosas esturreadas.

-El quinto, era el de espabilar. Y el de mantenerme en mis propósitos. Y objetivo conseguido y en proceso. Es increíble el trabajo que me cuesta no sentirme culpable, por no estar al cien por cien para todo el mundo, pero cada vez me cuesta un poquito menos. Y espero que llegue el día en que me  de absolutamente igual. Con algunas personas ya lo he conseguido. Estoy desterrando poquito a poco a unas cuantas.


Así me siento hoy.

domingo, 6 de septiembre de 2015

La vuelta al cole, a la vida en general.

En la cama estoy con un vestido desgastado. Toda la habitación es un completo desastre, pero que ahora cuando acabe de escribir, me dedicaré en cuerpo y alma en dejar todo en su sitio.
Es curioso, que antes el orden no me molestaba en absoluto y ahora es insoportable para mi, necesito que todo a mi alrededor tenga su hueco y que no sobresalga demasiado del cuadro.

Será que cuando maduras, te molesta que las cosas no sigan en su sitio, que cuando te esfuerzas en que cada cosa, cada persona y cada sensación tenga su momento y su lugar y no sea así, te decepcionas, y es cuando poquito a poco, se va erosionando tu fuerza de voluntad.
Porque al fin y al cabo casi siempre todo se trata de fuerza de voluntad, de obstinación, de aguante, mientras merezca la pena, claro. Y cuando deje de ser así, let it go, hay que dejarlo ir.

Septiembre trae la fuerza del cambio, hasta yo me doy cuenta. Anuncios que promocionan la vuelta a la rutina, a lo cotidiano, los niños al cole, los jóvenes hacen la maleta, los adultos recuperan sus horarios frenéticos que combinan familia y obligaciones. Ya no hay quién se quede a última hora de la noche, rozando la mañana y sin que el frío te congele los dedos. Adiós vestido y sandalias para el sábado, se acabó dormir con la ventana abierta.
Si es que hasta el clima nos indica que todo tiene su fin.

Por eso cuando llegan estas fechas , me gusta hacer balance de lo que ha sido este verano.
Y en realidad, no es que las cosas han sido tan diferentes, y sin embargo, para mi ha sido así. Ha cambiado todo, pero por pequeños detalles, que como digo al principio, van erosionando y deformando la vida misma.
Aunque lo mejor es la genialidad que hay en todo esto. Es decir, me siento muy bien, muy satisfecha con todas las decisiones que he ido tomando a lo largo de este período estival. Pequeñas decisiones, que producen grandes efectos.

Y eso me hace feliz.