domingo, 22 de marzo de 2015

De vuelta tras el paréntesis + feliz, nuevos proyectos.

Pues se acabó lo que se daba.
Tuve una semana terrible de exámenes, creo que de verdad, ha sido la semana más provechosa del curso, porque ha sido cuando he hincado codos para sacar las cosas de forma medio decente.
De cualquier forma y cómo era de esperar, suspendí 3 asignaturas, así que estoy un poco decepcionada conmigo misma en ese aspecto, tengo ahora como tres meses para preparármelas bien de nuevo, aprobar y empezar a hacer mis prácticas de octubre a diciembre. Así que por esa parte genial.

Y otra buena noticia es que voy a ser la dueña de mi propio negocio. Estoy que no quepo en mi de satisfacción y aunque va a ser un sueldecito chiquitín, voy a empezar a ganar mi propio dinero. Eso me hace muy feliz y me da un poquito más de libertad e independencia económica de mis padres, por lo que estoy muy ilusionada. Ahora toca organizarse cada día, porque a pesar de no ser un trabajo físicamente duro, sí que son muchos días a la semana y muchas horas las que voy a tener que trabajar, pero, el que algo quiere algo le cuesta.
Hoy va a ser digamos que mi ''último'' día de pereza, porque ya a partir de mañana, empieza lo fuerte, hay que trabajar, hay que currárselo un poquito todos los días, hay que ser paciente, hay que tener fuerza de voluntad... No sé y después de todo, no me va a ser tan inútil lo que he estado estudiando, en parte lo voy a poner en práctica, así que alegría doble.

Estoy viendo vídeos en internet sobre organización, orden en el trabajo y tal, porque en realidad soy bastante caótica en ese aspecto y ahora con lo que voy a empezar, necesito tener las cosas un poco más encuadradas en mi vida, por lo que me está viniendo genial buscar información de este tipo.

No quiero decirlo muy alto, pero estoy feliz y empiezo a creer que las cosas, están cambiando y por una vez, para bien.

martes, 10 de marzo de 2015

Los exámenes me quitan las ganas de vivir.

El título define bastante bien mi situación sentimental-actual. No doy pie con bola, me levanto malhumorada y me acuesto malhumorada. La verdad es que ya le empiezo a ver el fin, pues sólo me quedan tres exámenes más (dos mañana) y la tortura de las recuperaciones habrá terminado.

Digo recuperaciones, porque para mi asombro, a mis 21 años, he suspendido todo un trimestre menos una asignatura. Y lo mejor es que estoy completamente indiferente. 
A ver, siendo sincera, hay ratos en los que me subo por las paredes, de pensar que tengo que alargar la agonía de estudiar algo que detesto tres meses más, pero también es que soy realista y me he colgado el lema de ''despacito y con buena letra''.
Aparte, toda la gente molesta con la que tengo que convivir a diario, ya se habrá marchado y no tendré que aguantarles la cara de seta de campo ni un sólo día más. Ya sólo por eso, la opción me parece maravillosa.
Pese a todo, me sigo torturando por todas las cosas que no he estado haciendo bien durante el curso, pero ya de nada sirve lamentarse. Como cuando te comes un enorme pastel y notas como se va adhiriendo a esas partes de tu cuerpo que detestas. A lo hecho, pecho.
Hoy llevo estudiando desde las 9 de la mañana hasta las siete y media y todavía me queda ratito para repasar. Calculo que hasta las dos más o menos. Y siguiente examen. El próximo es pura teoría, así que bueno, es un descanso para mi cabeza de tanto número y tanta cuenta.

De lo que si me he percatado es, de que mi cabeza es una auténtica fábrica de complejos. Lo que ahora me sucede es que cuando tengo épocas de muchísimo estrés me veo más fea y más gorda de lo habitual. 
Según mi progenitora, la ropa dice la verdad, y la ropa me sigue quedando exactamente igual que hace un mes. No he cambiado y ese es el problema. 
También he escuchado una misma frase mucho durante estos dos días. Algo así que define a la locura como esperar resultados haciendo siempre las mismas cosas o de la misma forma. 
Esa sería mi definición perfecta. Repetir las mismas pautas de mierda una y otra vez y esperar que en una de tantas repeticiones, algo cambie. Y nada va a cambiar de esa manera.
Por eso hoy le he puesto empeño a este examen. Quiero aprobar, necesito aprobar. Necesito ver que valgo para algo que sea más que formar parte de una masa de estudiantes renegados. Quiero tener la certeza de que he aprendido algo.

domingo, 8 de marzo de 2015

Sueños I.

-Deja la toalla ahí, alguien de servicio se encargará de lavarla.
-Vale.-dijo, deshaciéndose de la tela empapada. Estaba completamente desnuda, pero no sentía ninguna vergüenza. 
La luz en el baño era tenue y suave, no se escuchaba ningún ruido, a excepción de las olas rompiendo en la orilla con suavidad.Más que bañera, aquello parecía un pequeño lago.  El agua estaba templada, ni muy fría ni muy caliente, según ella perfecta. Se sumergió en el agua poco a poco, con cuidado. No se tocaban ni un centímetro de piel en aquella gran superficie. 
Él se regodeaba en el agua, pero evitaba mirar de cuello para abajo. 
-Todavía no sé que haces aquí.-dijo enfadado.
-Como si no me estuvieras esperando...-contestó ella sonriendo, pero con una punzada de nervios en el estómago. 
-No me refiero ahora, digo que no sé porqué has venido. ¿Qué es lo que quieres?
-No quiero nada. Nunca he querido nada. 
-Ya... 
Ella sumergió la cabeza en el agua y se mojó el pelo negro. Sacó la cabeza del agua y se echó el pelo chorreando hacia atrás. 
-Te he echado mucho de menos. Mucho. 
Había evitado mirarla entera pero ahora le parecía imposible. Estaba muy morena, y tenía la piel de gallina. Y sabía que bajo aquella tranquila apariencia, hervía de nervios. 
-Ahora que estoy con otra. Entonces me echas de menos. No voy a traicionarla, ¿lo sabes no?
-Ya, yo tampoco quiero que lo hagas. Sólo quería fabricarte un recuerdo. 
-¿Qué recuerdo?
-Éste. -dijo ella y se acercó con suavidad hacia su sitio. Él estaba muy tenso, notaba sus hombros contraídos y la miraba con furia en sus ojos verdes. 
El agua se removió con sus movimientos suaves y sensuales, se abrazó a él con fuerza. Se separaba, lo miraba, sonreía. Le tocó la cara, las mejillas, los párpados. Se detuvo a acariciar sus labios con los pulgares. Finalmente, y mucho más rápido de lo que le hubiera gustado admitir, él también empezó a tocarla. La curva del cuello, las costillas, la espalda, los muslos. 
-Eres tan suave...-susurró maravillado. 
-Te he echado de menos.-repitió otra vez. 
Se quedaban mirando, sufriendo por no romper las normas. Se morían de ganas por devorarse, pero con una sombra de dolor, ella se separó con un soberano esfuerzo. 
-No quiero que la traiciones.
Se levantó del agua y se secó con su toalla, con la de él. Éste se quedó quieto sin moverse.
-Me fascina tu olor, siempre lo ha hecho. No creo que pueda olvidar como hueles.