domingo, 5 de julio de 2015

A veces tengo momentos de lucidez en la bruma de mi cabeza.
Hoy estando sola en la piscina, sin más sonido que el de las chicharras cantando, he tenido uno.  He cerrado los ojos durante unos minutos para hablar conmigo.
Celebré mi cumpleaños ayer, osea que ya oficialmente he cumplido 22. Y me gusta hacer balance cada cumpleaños que pasa. ¿Qué ha cambiado en un año?  Físicamente hay cambios, eso es notable. Poco a poco se van borrando de mi cara las pocas líneas y señales de mi adolescencia que me quedan.  Mi cuerpo sigue siendo joven e imperfecto, pero poco a poco voy queriendolo un poquito más cada día.
Y mentalmente es otro mundo. En algunas cosas he ganado, en otras he perdido, pero siempre, siempre, he aprendido la lección. Eso me gusta de mí.
He intentado involucrarme en dos relaciones este año, pero por h o por b, no ha salido bien en ningún caso. Una por tener demasiada historia en común y otra por terceros y personajes ajenos que al final han envenenado las buenas intenciones.
En ese aspecto he aprendido que :
-1. Nunca hay que dejarse de lado a uno mismo por completo. El que se entrega entero, jamás regresa entero.
-2.Que lo que haga tu mano derecha, no lo sepa tu mano izquierda. En estos temas es mejor que el número de personas sea mínimo, porque al final todo se acaba liando de mala manera.
-3.Llorar no es de cobardes. Llorar es de estar vivo y es una manera excelente de desahogarse y gratis.
-4.Los palos o desengaños que nos dan, son una oportunidad única para tomar buenas decisiones. La mayoría tajantes y definitivas, pero mejor para un@ mismo.
-5. Los chupadores de buen rollo y de positivismo, buscadores de psicólogos gratuitos, que se vsyan a pastar al campo.
Así que en ello estoy. Y me parece mentira que hoy lo vea todo así, cuando hasta hace unas semanas, vivía adormecidasin hacer ningún caso a todo esto.
Me alegro de estar así hoy.