martes, 16 de diciembre de 2014

Más sencillo de llevar.

Cuando más imposible crees que es una cosa, todos los rinconcitos de jovialidad van cayendo poco a poco al abismo de la destrucción; y sus huecos vacíos, se llenan de cinismo y decepción.

¿Cuándo te das cuenta de que has crecido?
Me apena pensar que ya no defiendo con rebeldía y vehemencia aquellas causas perdidas, pero que para mí eran una batalla que librar. Incluso cuando eran estupideces y guerrillas contra el sistema establecido, hasta en ese momento, por absurdo que fuera, le echaba cojones y peleaba.

Supongo que con la madurez, va volviendo el conformismo y entonces decides no ser diferente y adaptarte a lo que ya existe. Es más fácil e infinitamente más cómodo, pero no tiene nada de digno. Se maduran con los daños, no con los años, o eso leí  en algún sitio, o en algún punto muerto de este 2014.
No puedo decir que haya sufrido auténtico dolor en este último tiempo, porque de alguna manera no lo recuerdo así. Será que la parte destinada a revivir el dolor, permanece adormecida en nuestros cerebros y nos impide recordar aquello que nos eriza la piel. O al menos así funciona el mío, porque lo cierto es que me cuesta mucho recordar el ''dolor'' primigenio.
Y cuando lo intento evocar, es como que algún botón de se activa y produce recuerdos edulcorados.
Más fácil, más sencillo de llevar.

Y hoy mientras estudiaba para el próximo examen que voy a suspender, me venía de nuevo aquella idea que me hizo abandonar en su momento. Una locura, pero una locura que aligera el peso del estómago y produce cosquillas. Una jovial locura.
¿Lo haré? ¿Lucharé de nuevo? Me hundiré de cabeza en esa piscina y buscaré mi sitio.

Me parece mentira estar donde estoy. Igual es un obstáculo más en la carrera, para llegar finalmente a mi sitio. Ojalá que si.

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