miércoles, 6 de julio de 2016

Va de trabajo.

Pues ya ha llegado Julio, y bien cargadito de calor.
Las temperaturas en el sur, se están haciendo jodidamente insoportables, más si tienes que ir a trabajar con camisa y pantalones oscuros. Y si es a las cuatro y media de la tarde, no te quiero ni contar.
Hablando de trabajo, se supone que el período de prueba del segundo trabajo del que hablé, ya se ha terminado. Lo gracioso, es que aunque ya haya pasado el mes, que supuestamente tenía que pasar para valorar si me daban el puesto o no, aún no sé a ciencia cierta si tengo el trabajo o no.
Tengo que esperar a que abran el local en el que iba a trabajar, pero la verdad, yo es que no veo yo una resolución muy breve a este problema. Y que en este mes, tanto por parte de los otros trabajadores, como del propio empresario, he aprendido a escuchar sin hablar, a empaparme muy bien de todo lo que sucede a mi alrededor y a asimilar esa información como un tesoro.

Como siempre mi increíble facultad innata para que la gente exponga sus miserias conmigo, ha surtido efecto en este lugar en el que he estado. Y cada día escuchaba alguna perlita nueva que me dejaba con una sensación agria en el estómago.
No voy a mentir, es un trabajo en la hostelería, pero es trabajo al fin y al cabo. Y mientras este permita ahorrar un poquito e independizarme tanto de forma económica, como de mis padres, no voy a dejar pasar la oportunidad.
Volviendo a centrarme en el tema, he oído de todo. Lo que me hace dudar seriamente, de si esto es lo que busco o quiero para mi, porque tampoco es plan de conformarse con cualquier cosa.
No soy tan inocente, también he presupuesto que muchas de mis compañeras/os, han intentado meter cizaña porque me ven como posible competencia y eso, lo noté desde el día 1 que estuve allí.
Pero, ya no es el tema de los trabajadores el que me tiene con la mosca detrás de la oreja, es el tema salario, el estar dada de alta, el impago a proveedores, la cantidad innecesaria de horas que tienes que currar, el no tener tiempo casi para nada...

Soy consciente de que trabajar en la hostelería es duro, porque encima de todas las cosas que he mencionado, tienes que tener una capacidad de atención al cliente increíble.
Yo sé que soy agradable, me lo han dicho muchos clientes, además no me cuesta nada sonreír y ser educada. Pero, también he tragado este mes con un montón de caras largas, y poca alegría en general, porque sí, porque si te pagan se creen con el derecho a joderte.
Y para eso hay que tener muchísima mano izquierda.

El caso es que, en estos días, me han llamado de otro sitio. También para hostelería, pero creo que las condiciones me convienen mucho más.
Lo primero que me ha gustado, es que la jefa, es una mujer. Y trabajaré con otra compañera y los fines de semana con otro chico. Pero la cabeza principal, es de una mujer.
Ya he hablado con ella por teléfono dos veces y han sido conversaciones muy extensas, donde yo he preguntado todo lo que quería y más, y por su parte ha sido exactamente lo mismo.
Me ha sido muy sincera, me ha explicado todos los casos posibles que puedo tener, el tipo de clientela que va a su local, como me tendría que manejar, la organización, salario, horas.
Y en el caso de que todo estuviese correcto, el viernes por la tarde ya podría empezar.

La pega que le veo a este negocio, es que está en un sitio un poquito conflictivo de dónde vivo. Y que en el turno de tarde, a excepción de la cocinera, estaría completamente sola. Obviando los fines de semana, que estaría acompañada por la jefa y por el extra.
De cualquier forma, he quedado con ella para que me vea mañana por la mañana, también yo quiero asegurarme de como es el local y si estoy capacitada para llevar la responsabilidad del negocio yo sola.

Espero que en la próxima entrada que escriba, ya forme parte de la población activa española.

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