martes, 19 de julio de 2016

Soy una pesada, pero ya tengo curro.

Estoy trabajando.
Ya si, formo parte de la población activa de este país. 
No es el trabajo de mis sueños, sigue siendo hostelería, pero ya es bastante para lo que me esperaba para este verano y no puedo dejar de estar agradecida. 
Son muchas horas, trabajo en turno de tarde y casi siempre, acabo después de las una de la mañana, pero bueno, no está siendo díficil adaptarme, porque es ya territorio conocido.

La parte positiva de este horario, es que obligatoriamente me tengo que buscar un piso. 
Eso me parece genial, porque después de todo, es un último empujón para poder independizarme.
Lógicamente, a mis padres, especialmente a mi madre, no le está haciendo mucha gracia este tema, porque por ella, me pasaría la vida entera metida en casa. 
Y no la culpo, porque en estos momentos yo soy su gran apoyo, pero es algo que llevo queriendo hacer desde hace mucho tiempo, y no voy a renunciar a esta oportunidad.

Nunca me había parado a pensar lo complicado que es encontrar vivienda, y es que en mi casi-ciudad, no paro de encontrarme a gente de lo más variopinta.
En un principio, pensé en cogerme un piso para mí sola, pero contando con el alquiler, más gastos aparte, me parece un desgaste económico importante. 
Así que he optado por buscar habitaciones o pisos compartidos. Y ahí es dónde me estoy encontrando a gente extraña. 
Hay de todo, desde gente que busca compartir gastos, hasta el que busca una relación furtiva entre compañeros. Chicas con la cabeza muy hecha polvo y gente muy rara en general.

Y eso es todo lo que puedo adelantar por el momento.
Seguiré informando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario