domingo, 27 de marzo de 2016

Odio la gente informal.

Estos últimos días del mes, me están minando la moral con fuerza.

Ya comenté en la entrada anterior que había cambios en mi vida, y la verdad que uno de ellos tiene que ver con el plano laboral.
Justo hace un par de años, abrí con mi madre un pequeño negocio para ayudar a la economía familiar (una tienda de chuches, para ser más específica). Bien, pues ya ha llegado la hora de clausurar dicho negocio.
El caso es que, tengo un supuesto interesado en pagarme el traspaso de la tienda, pero no dice nada seguro. Y esta situación me pone los nervios de punta.
Principalmente, porque yo me voy el jueves, y todavía no tengo nada firmado en firmes.
Hoy me tiene que decir algo seguro, pero ya no me fío de él.

Creo que desde que estudié el ciclo, no soporto dejar las cosas para última hora y me gusta tenerlo todo súper organizado. Principalmente porque siempre a última hora, surgen complicaciones y mil clases de impedimentos para que todo salga bien a la primera. Es mejor tener un poco de tiempo extra para arreglar los contratiempos que vayan a salir (porque salen).

Este estrés, está haciendo que esté comiendo de más. Si a eso le sumamos el hecho de que esta es mi semana roja, pues... catástrofe.
No sé... supongo que cuando entregue las llaves del local, me quedaré muchísimo más tranquila, pero de momento, esto me está generando un estrés que me hace estar insoportable.

Sólo es una protesta.

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